domingo, 5 de septiembre de 2010

El Desnudo en la fotografía:“El cuerpo humano, una obra impecable”


En la historia de las artes plásticas, el cuerpo humano ha sido siempre una constante y uno de los temas preferidos por los artistas, pues el desnudo en si mismo, es una forma de arte, siendo éste abordado desde los más variados fines creadores. Desde la prehistoria se conservan gran variedad de piezas representativas de la fertilidad. En la Grecia antigua, el cuerpo era considerado la máxima creación de la naturaleza, en el Renacimiento, el hombre era el centro de todas las cosas, esto nos lleva a afirmar, que el desnudo ha estado presente desde las épocas más remotas hasta hoy.
A través de la fotografía se puede ingresar al espacio humano y al entorno en el que vive, se pueden descubrir elementos que nos indican los cánones de belleza que rigen a una sociedad en una época determinada, nos dan una visión acerca de la relación, igualdad o desigualdad entre hombre y mujer, sobre la moralidad y costumbres de los pueblos, pero sobretodo, permite captar la belleza de las formas.
El desnudo en el arte fotográfico, es uno los temas más admirados, polémicos y exigentes, pues el desnudo no es solo tomar una imagen, es mucho más que eso, es percibir e interpretar la belleza del espíritu, es captar un cuerpo que disfruta de si mismo y que lo comparte, el desnudo es simbolismo y realismo, es el origen del ser y de la vida. Esa imagen libre de ropas, expone su máxima belleza, recordándonos que Dios como artista sublime, nos regala una obra impecable, guardada en cada fibra y trozo de piel que se expone al natural.

La fotografía del desnudo artístico, es una disciplina que debe realizarse con una gran responsabilidad y respeto, tanto para el o la modelo, como para el espectador, el mensaje no ha de ser ofensivo, pues el objetivo es transmitir imágenes donde las curvas, la luz, las sombras, el volumen y texturas alcancen a producir una imagen fascinante que permita que la imaginación descubra libremente el contenido total de la obra. El desnudo como medio de expresión poseerá un valor universal y eterno, solamente si los artistas de la fotografía se apoderan de la forma humana, la toman y la describen, con total pulcritud y estética, porque el cuerpo humano atrapa en silencio el sueño que se esconde en los sentidos.

Definitivamente, si hay algo que expresa sentimientos y sensaciones, es el cuerpo desnudo, éste nos proporciona y transmite un sinnúmero de emociones y sentimientos: armonía, tristeza, pudor, energía, éxtasis, calma, desespero, soledad, felicidad, placidez, humildad, sosiego, todo menos indiferencia.

domingo, 27 de junio de 2010

A TAL CASA, TAL ALDABA: Golpes del pasado

Con un silencio que sonaba a compañía eterna, Don Eustorgio frotaba los estoperoles de bronce y las aldabas con cara de león. Al escuchar el sonido del viento que a lengüetazos aliviaba el sopor de la una de la tarde, secó de su frente dos gotas de sudor llenas de sal marina, de esa que se le impregnó en la piel cuando en la mañana enfrentó al mar y al horizonte para preguntarles el futuro de ese día. El mar no le contestó sus preguntas, pero él sabe que el que calla otorga. Se levantó despacio, el único sonido era el crujido de sus articulaciones que se comportaban igual que las aldabas de su colección. Las chancletas se levantaron con él, caminando lento, rozando las baldosas de colores, mientras Don Eustorgio recorría las paredes húmedas de su habitación, tapizadas de estoperoles y aldabas coloniales. Vicio, ja! Dicen que es un vicio, y a ellos qué les importa? Si supieran cuánto saben, cuántos secretos guardan!. Esto pensaba mientras miraba fijamente una aldaba con forma de dragón con un gran aro en su boca. Sabrán ellos cuántas veces sentiste el fulgor de amores clandestinos y oscuros? Tu eras el encargado de llamar al amor! Solo hoy los difuntos son los testigos de tu complicidad. La puerta se abre lentamente, dejando pasar a Fulgencio, su gato rayado y quien siempre se sentaba a esa hora a escuchar la misma historia, día tras día. Fulgencio, ven aquí, mira ésta, te gusta? Esta anunció grandes triunfos en la casa de Don Emiro Del Toro, como cuando fue nombrado gobernador de la ciudad; y ésta, ésta recibió golpes rápidos y ansiosos cuando al final de la tarde con gran ansiedad llegaba a visitar a mi dulce Catalina, y qué te parece aquella? En mis oídos aún retumban los golpes secos anunciando la muerte de Don Benito...míralas, todas anunciaron alegrías, tristezas, pasiones atoradas en la garganta. Sabes Fulgencio cuál es el origen de las aldabas? Fueron los árabes, quienes inicialmente colgaron estos maravillosos utensilios en la entrada de sus casas para llamar a sus habitantes; la palabra era “addabba”, que significaba lagarto, por su forma parecida a ese animal. La conocemos como aldaba, pues se “castellanizó”. Si, éste es uno de los legados de nuestro pasado. Mira, en los siglos XIV y XV, las bañaban en oro, tallaban en plata, las repujaban o le hacían incrustaciones de piedras; por la aldaba de la puerta, te dabas cuenta de la posición económica de la familia y su importancia. En América, durante el siglo XVIII, se fundieron una gran cantidad con miles de formas y estilos. No, ellas no pueden morir en la quietud de una puerta, esperando, mirándonos en silencio, sobrellevando la débil arrogancia de los modernos artilugios. Ayer tan útil, hoy tan olvidadas! Ellas golpean nuestra memoria! Sintió de repente una gran desesperación, en su mente se anidaron los recuerdos, Fulgencio se dio cuenta que la sesión de ese día había terminado, y sigilosamente se deslizó por la línea de luz vertical de la puerta, mientras Don Eustorgio masticaba con sus dientes desgastados, sus recuerdos. A las seis de la mañana en su rostro inmóvil estaba dibujada una sonrisa, su mano derecha levantada y en las pupilas de sus ojos un gran portón con una brillante aldaba y su hermosa Catalina.

viernes, 25 de junio de 2010

LA CORONACIÓN: Fin y principio de un cuento de hadas

La ceremonia comienza con algo de retraso, pero la espera siempre vale la pena. El escenario se encuentra lleno de luz y de color, las candidatas se estremecen de emoción y nervios, es el final de muchos ajetreos, pero también el principio de otro camino. Ha llegado el momento más esperado, la noche de la coronación, el anuncio de la ganadora, la que finalmente levantará su mano sonriendo, la que saludará a su pueblo sosteniendo la corona con un ligero temblor, luciendo un perfecto equilibrio, al compás de las ovaciones. Es la reina, lo merece! días y días de preparación, sin derecho al cansancio. No ve nada, las lágrimas y las luces la enceguecen. Mañana verá claramente un futuro, podrá ver y vivir la realidad. Sus pies se bajarán de los tacones y podrá recorrer nuestra tierra y sentirla.
¡Aplausos para la reina! ¡Las fiestas han terminado!

ESPACIOS QUE NUNCA MUEREN

La arquitectura es poesía concreta, logra captar lo que flota en el aire del lugar, para sintetizarlo en una construcción habitable y funcional, logrando así guardar por siempre, las características de una cultura, un momento y una sociedad. Puedo afirmar, sin temor a equivocarme, que la arquitectura es la mejor oradora de la historia, a través de ella, tocándola, podemos develar secretos y recuerdos de pueblos y ciudades. Es por esto, que la recuperación del Centro Histórico de Cartagena de Indias y de sus bienes inmuebles, es un recurso muy importante para el desarrollo local y su identidad cultural, pues hoy por hoy, no es solo un testigo mudo de su pasado, arrastrando su historia como un sonámbulo, sino que está actuando aquí y ahora, renovando y transformando la ciudad, sin limitarse solo a los aspectos urbanísticos y arquitectónicos, está afectando todos los ámbitos sociales y económicos. Es por esto, que para los profesionales encargados de la conservación de nuestro patrimonio, el enfrentar el compromiso de una nueva obra en el casco antiguo, representa una enorme responsabilidad, pues cuando el arquitecto se enfrenta al reto de un espacio libre, sin épocas ni momentos preestablecidos, el amor se adquiere poco a poco, línea tras línea en un plano, pero cuando ya ese sueño y ese ser están vivos, ese amor y ese entendimiento necesitan traducirse e interpretarse, es entonces cuando hablamos de restaurar.... hermosa y delicada palabra, que encierra el gran reto de enfrentarse a miles de piezas usadas, corroídas y curtidas de experiencias; es en ese momento, cuando el arquitecto debe tener una perfecta y pulcra visión interna de lo que representa el tiempo y el espacio que afronta. Debe expresar sentimientos marcados por reglas, traduciendo ideas, pensamientos y técnicas, convirtiéndolas en resultados prácticos, funcionales y a su vez, en lugares dignos, compartiendo sin discutir, dos verdades vivas de esos espacios: la técnica y el arte. Poder percibir, concebir y finalmente hacer y transformar toda esa esencia, ese espíritu latente de un espacio lleno de rezagos, sudores, pensamientos, vidas y sentimientos y lograr recuperar áreas tocadas, acostumbradas a un trajín diferente al que le será encomendado desde ese momento. Es precisamente, esa perfecta comunión del arquitecto con su obra, la que nos brinda resultados como los que hoy podemos disfrutar, en diferentes construcciones restauradas en nuestro corralito de piedra.
El arquitecto solo logrará llamarse arquitecto, cuando al finalizar su labor, pueda mirar de frente, con orgullo y sin vergüenza, su obra y pueda finalmente conversar con ella y brindarla a la sociedad, con nobleza y señorío. Así, éstos serán espacios que no morirán, espacios eternos, espacios que el sol, la sal y el uso, fermentarán.

SURCANDO EL MAR

Navegación a vela: “Canto al viento y a la mar”

La mano de la naturaleza y la mano del hombre, nos llevan a vivir sueños de gaviotas y delfines que galopan impetuosos, llenos de valentía, abriendo el camino de la ruta marcada por estos aguerridos y aventureros barcos veleros que surcan los mares, cantándole al viento y al mar, las melodías recogidas en cada puerto, actuando como sembradores en el agua, labrando las olas e hincando raíces que amarran fuertemente al hombre de corazón marinero, ese que no sucumbe ante la firmeza de la tierra, el que entiende y toma ese hilo intangible del viento, y con el cual logra tejer su existencia. Ese que doblega, conquista y somete la fuerza de la mar y sus cómplices.

Es ese sonido del viento, el que al encontrar las velas en el infinito, nos regala acordes que a veces son latigazos despiadados, y a veces suaves caricias, dejándonos ver y entender cuántas caras, cuántos sentimientos y momentos nos pueden brindar el agua, el viento y las velas. Tres maravillosos elementos que unidos, le regalan al hombre una aventura única y eterna.

ORÍGENES DE LA AVIACIÓN COLOMBIANA

Uno de los eventos más importantes ocurridos en nuestro país en el Siglo XX, fue la constitución de la sociedad colombo-alemana de transporte aéreo: SCADTA. Un 5 de diciembre de 1919, los señores: Werner Kammerer, Albert Tietjen, Stuart Hosie, Ernesto Cortissoz, Jacob Correa, Rafael Palacio y Arístides Correa, firmaron la escritura de constitución de la empresa, iniciando así, un largo y fundamental capítulo para la historia y desarrollo de nuestro país. En octubre de 1920, SCADTA comienza a operar.
Para SCADTA los momentos que se vivían en el mundo, fueron propicios para su casi inmediato éxito: acababa de finalizar la 1ª guerra mundial, la cual dejaba inactivos a un numero considerable de pilotos con mucha experiencia, el deseo de Alemania de establecer relaciones comerciales con América Latina, y la poca o nula existencia de infraestructura de transporte terrestre en nuestro territorio. Pero para estos aguerridos pioneros, no todo fue color de rosa, al llegar a Colombia los primeros aviones, se dieron cuenta de que la gasolina que se usaba en Alemania era diferente a la nuestra, ocasionando esto, junto a las altas temperaturas de la costa, que los motores se recalentaran. Es ahí donde nuestra mente criolla y recursiva hace alarde de su ingenio, se adaptan radiadores de automóviles, y se acomodan repuestos locales para que las naves pudieran elevar su vuelo. Si para nosotros hoy en día, no es muy confiable volar, en ese momento eso era una gran aventura, pues cada vez que se presentaba una falla mecánica, el comandante acuatizaba, los pasajeros esperaban, mientras el mecánico realizaba las “reparaciones”, con la nave amarrada a orillas de los ríos, de esa misma forma recargaban combustible, el cual estaba a su disposición en cubos ubicados estratégicamente, cada cierto número de kms. Es importante mencionar que fueron los alemanes de ese momento, quienes le dieron a los colombianos, con SCADTA, las alas que aún hoy conservamos con el nombre de Avianca. SCADTA contaba en sus inicios con cuatro hidroaviones para 4 pasajeros, dos más grandes de 6 pasajeros y dos super-hidroaviones de 8 pasajeros.
Gracias a la compañía SCADTA, la Fototeca Histórica Cartagena de Indias cuenta con un valioso archivo fotográfico de imágenes aéreas de nuestra ciudad.

EL MUELLE DE LA BODEGUITA

Este muelle fue bautizado por los cartageneros como Muelle de la Bodeguita, a finales del S. XIX, por encontrarse en él una edificación de esas características, construida por la compañía que estableció el ferrocarril de Calamar.

Desde principios de 1900 hasta 1977, se utilizó como Muelle Municipal desde donde atracaban y zarpaban diferentes embarcaciones, transportando víveres y mercancía a diferentes zonas de la región, dada su cercanía con la Plaza de Mercado de Cartagena.

Hacia los años veinte, el lugar fue intervenido y arreglado, colocándole barandillas y las populares esculturas de los pegasos, conociéndose desde entonces ese tramo, como “El Muelle de los Pegasos”.

Hoy en día el Muelle ha sido rescatado dentro del proyecto Transcaribe, ofreciéndonos un nuevo panorama, y donde funciona el embarcadero turístico de manera controlada y organizada.

MUJERES A TODA VELA DESPUÉS DE LOS 40... ORIGINAL

La mujer es un ser inmortal, las mujeres de ayer, las de hoy y de mañana. A los 40, los 50 o más, no eres una anciana, no estás en el declive de la vida, empiezas a disfrutarla desde otra perspectiva. Es cuando tu seguridad y la aceptación de ti misma llegó a su plenitud, te conoces perfectamente, estás consciente de tus virtudes y defectos, pero sobre todo tienes la experiencia suficiente para vivir con ellos. Sabes hacerte valer y sabes darte tu lugar y ganarte el respeto de todos. Decides si esto o aquello te hace feliz, y si no, simplemente pasas a otra cosa. Tienes a tu disposición mil y un avances tecnológicos y científicos para hacer tu vida más cómoda y sin complicaciones. Y sobre todo, te dedicas tiempo a ti misma, te consientes y te mimas.

En este período han pasado las privaciones, sacrificios (no preocupaciones) de la maternidad, ahora podemos vivir plenamente con nuestra mente y nuestro cuerpo. Buscar nuevos horizontes, ya con la experiencia del camino recorrido, pisando fuerte, firme y con gran seguridad. Hoy las mujeres de más de 4, 5, 6... décadas, estamos llenas de ímpetu, pasión, valor, ganas de hacer cosas, cargadas de una vital actitud. Somos médicos, cajeras, obreras, arquitectas, científicas, intelectuales, amas de casa... casadas, separadas, solteras, madres , hijas, hermanas, nietas, abuelas, esposas, amigas, amantes... Somos mujeres apetecidas, marcadas con las huellas que nos deja la experiencia, pero en perfecto estado de revista, somos lindas!. Necesitamos lentes para leer, pero no para vivir, pues la visión de nuestra mente está más clara que nunca, porque nos vemos como somos realmente. Así, como nos ven ustedes en estas imágenes....... con el físico que nos merecemos y que nos hemos labrado. Aquí estamos porque nos amamos, amamos y deseamos que nos amen. Pensamiento sincero del S.XXI.

ÉRASE UNA VEZ, BOCAGRANDE...

Si bien es cierto que Bocagrande se destaca por su aspecto moderno, también encontramos que forma parte de toda esa historia que distingue a Cartagena. Una de las primeras obras de Ingeniería Militar (mediados del S. XVIII), fue la muralla submarina ó escollera que se construyó en la principal entrada a la bahía, la de Bocagrande. Esta impedía el paso hacia la bahía entre la isla de Tierra Bomba y la península de Bocagrande. Tuvo dos fuertes: en la Punta de Icacos (fuerte Vargas, finales S.XVI y San Matías,) y en Punta Judío, hoy Club Naval (fuerte de Santa Cruz, mediados S.XVII). En 1893, se construyó el Muelle La Machina, en la entrada de Bocagrande, el cual fue primordial para la recuperación de la economía cartagenera.
Su presencia en el trazado de la ciudad, nos brinda una propuesta urbana resultado del ensanche obligado de la villa colonial y republicana, creándose un modelo de barrio suburbano norteamericano. La Urbanización de Bocagrande como tal, se inició a fines de la década de 1920, cuando la compañía canadiense Andian National Corporation se estableció en Cartagena, hecho que tuvo una gran influencia para la ciudad en cuanto a economía, fisonomía y sociedad. La finalidad de esta compañía era la construcción de un oleoducto para la explotación de petróleo.
En 1921 la Andian compra el Muelle de la Machina, para ese mismo tiempo urbanizó el sector de Bocagrande, donde construyó viviendas para sus empleados y vendió lotes para que también hicieran sus casas personas no vinculadas a la empresa. En 1926 la Andian construía 17 casas y un Club Social para sus empleados. En 1941 la Armada Nacional ubica su Escuela, donde permanece por 20 años, hasta que se traslada a la Isla de Manzanillo.
En 1941, el arquitecto cubano Miguel Carrera y el Ingeniero Enrique Zeizel, iniciaron la construcción del Hotel Caribe, el cual fue ubicado en un área desierta en la península: Punta Icacos. Abrió sus puertas en enero de 1946, convirtiéndose en poco tiempo, en uno de los más atractivos centros sociales de Cartagena. En la década de los 50 aparecen el Hospital de Bocagrande y la Iglesia del Perpetuo Socorro. Desde entonces, Bocagrande ha tenido un desbordado crecimiento, convirtiéndose en un barrio que lo soporta todo, desde ventas irregulares, hasta construcciones del más alto estrato social.

SINTIENDO LA PIEL DE COLOMBIA

La seguridad es un componente imprescindible para el desarrollo económico y social de una nación. Las Fuerzas Armadas juegan un rol fundamental; son ellas en esencia, una reserva, una bodega de responsabilidad, cumplimiento, respeto y honor.
Hoy en día las Fuerzas Armadas están concebidas como una entidad que fortalece a la sociedad civil, creándose una fuerte alianza que captura el sentir de una nación. Ellas no sólo defienden la libertad y la paz de nuestro territorio, defienden también nuestra historia y nuestras tradiciones. Son esos ojos que vigilan nuestro presente y futuro, es esa piel que nos protege y cubre.

Si nos remontamos a nuestra historia, podemos comprender el por qué hoy nuestro país es poseedor de tan insigne institución: “Los Buques de Guerra colombianos que conforman la Fuerza de Superficie, surcan las aguas nacionales desde los albores mismos de la independencia, donde se impulsó la creación de la primera Armada de carácter nacional. Sus hombres fueron en su mayoría improvisados marinos patriotas. El 24 de Julio de 1.823, en el lago de Maracaibo, a pesar de la superioridad de fuerzas marítimas enemigas, la Fuerza de Superficie colombiana, bajo el mando del Almirante José Prudencio Padilla, con 22 buques de 65 cañones, derrota en forma definitiva la escuadra española, que al mando del Almirante Laborde, contaba con 32 buques de 67 cañones. Padilla causa así una pérdida irreparable al poderío naval español, expulsando definitivamente los buques de la Madre Patria del teatro de Operaciones en el cual se gestó la libertad de la Gran Colombia.”
Como constancia de esta historia, hoy podemos saborear las imágenes de esos buques que siendo jóvenes y briosos, guiados por marineros aguerridos y valientes, que en el pasado defendieron nuestras aguas y nuestro territorio, de esa misma forma, hoy contamos con una fuerza enriquecida de tecnología, pero con la misma hidalguía y valor humano.
Este año, la Flotilla de Superficie de la Fuerza Naval del Caribe, conmemora 20 años, veinte años de doblegar la fuerza del mar, del viento y la naturaleza, amando el sabor salado que la mar deja en los labios, labrando la firmeza del agua, unidos hombre, buque y mar.
Colombia está anclada entre dos Océanos, tiene la fortuna de estar cercada por ese límite cálido, suave y susurrante, el cual nos convierte en territorio fuerte, pero a la vez vulnerable, es por esto, que la permanente labor de nuestros marinos protectores, no puede tener descanso.

TOMEMOS LOS HILOS DE LAS LETRAS

Nos disponemos a disfrutar y vivir la cuarta versión del Hay festival y por tal motivo nos sentimos inspirados a remontarnos al nacimiento y desarrollo del periodismo y la literatura en Cartagena. El periodismo en nuestra ciudad, nace en el siglo XIX, con el diario El Porvenir, guiado por la mano e ideas de nuestro incomparable Rafael Núñez, quien se valía libremente de la poesía, siendo ésta su instrumento de expresión de pensamientos e ideales; pero si me dispongo a hablar sobre poesía y periodismo en Cartagena, debo remitirme inevitablemente a nuestro inolvidable Jorge García Usta, a quien Dios, a pesar del poco tiempo que le prestó, le regaló tanto talento, tanta sensibilidad y amor por lo que le rodeaba, que pudo perpetuar por siempre todos esos sentimientos e ideas que burbujeaban en su cabeza, soltando letras que caían como pájaros que revolotean eternamente, para no permitirnos olvidar jamás la belleza de lo simple y cotidiano de una ciudad dormida en su costumbre de ser hermosa. Intentar resumir y ser justos con el inmenso valor literario de nuestra región Caribe y sus protagonistas, es tarea imposible de cumplir, por lo tanto, acudiré al ejemplar trabajo ya realizado por Jorge, en su ensayo:”Periodismo y literatura en Cartagena en el siglo XX”.-Los cronistas llaman al orden- : “A finales de los años treinta, aparece uno de los experimentos literarios más importantes de este siglo en Cartagena, el grupo Mar y Cielo. Los escritores de Mar y Cielo participan en la vida cultural de la ciudad e introducen también revisiones de la literatura nacional y de la tradicional española. .... Una aparente decisión del azar reúne en 1948 en Cartagena, a lo que hemos llamado el Grupo Cartagena, uno de cuyos integrantes, Ibarra Merlano, hizo parte de Mar y Cielo, otro, Rojas Herazo. El Grupo Cartagena es uno de los fenómenos culturales más importantes de este siglo para la literatura y la cultura costeñas y colombianas. Las contribuciones del Grupo Cartagena al periodismo y a la literatura de la ciudad son gigantescas, pero nos referiremos a unas pocas: la redefinición de los géneros periodísticos como espacios de posibilidades literarias, lo que los lleva a utilizar en el caso de Rojas Herazo y García Márquez, un lenguaje y una estructura literarias en sus columnas de prensa. El nacimiento de un diario liberal como El Universal, de Domingo López Escauriaza, no hubiera significado mayor cosa dentro de una historia periodística más o menos monótona y politicista, si no aparece una de las figuras capitales del periodismo colombiano de este siglo, Clemente Manuel Zabala, silencioso eje de la renovación del periodismo y la literatura regionales. En esa misma década, en la corriente reformadora y abierta de Zabala, la obra divulgativa de Santiago Colorado fomenta la publicación del cuento, un género no muy explorado hasta los años 70. Alfredo Pernett, representante del espíritu de Torices, refleja los hábitos, mentalidades y filosofías del mundo popular. Aníbal Esquivia Vásquez, quien tramita los signos de la modernidad literaria y logra horadar los muros del predominio historiográfico con los aires profundos y divertidos de la crónica urbana, seguidor del espíritu crítico de López y de su filosofía... Desde la librería Mogollón hasta la librería de Pío Alfonso García, que mantuvieron la divulgación de las novedades literarias universales; desde la revista rojo y Azul, que albergó los primeros versos juveniles de Luis Carlos López, y el grupo de la revista Líneas, hasta los lunes literarios de El Fígaro, que dieron alojo a la saludable revuelta maricielista, o las páginas de Muros, que dirigió Moisés Pinaud, en las que sobresale el talento de cronista de Esquivia Vásquez, desde las páginas de Arte y Letras de Blasco Caballero o Letras de Santiago Colorado, hasta las páginas de Cine Arte Bolívar o Voces en El Universal, desde la novela histórica de Germán Espinosa y el cuento carnavalesco de Burgos Cantor, hasta la novela existencial de Alberto Sierra y la poesía popular de Pedro Blas Julio; desde el desparpajo humorístico de la revista La Caterva, hasta la rebelión múltiple de la revista En tono menor, obras que registran otras sensibilidades literarias, política y sexuales, como las de Gómez Jattin: en todos estos esfuerzos la búsqueda de la modernidad literaria y periodística ha logrado establecer las más significativas continuidades de su espíritu hasta llegar al final del siglo con un inventario que, sin duda, dejó atrás la pobreza descrita por el tuerto López en uno de sus momentos más amargos y conmovedores”. Así como Jorge García Usta nos lleva de la mano manteniéndonos despiertos, golpeándonos la memoria mientras nos cuenta nuestra historia literaria, es necesario que continuemos ese hilo y caminemos por la ruta marcada por otros personajes que nos llenan con el poder infinito de las letras, como son: Juan Zapata Olivella, la huella de Jorge Artel, Eduardo Lemaitre, Rómulo Bustos, Gustavo Tatis, Burgos Ojeda... son tantos y tantos que permanecen en la fortaleza de nuestro corazón, pero que escapan a la fragilidad de nuestra memoria.

LAS HORAS SE CUENTAN EN LA PIEL DE LA CIUDAD

“El silencio me llama a gritos, con sus pasos flacos y lánguidos, me lleva hasta el rincón oscuro del patio de la ciudad. Aquí los fantasmas viven libres, alimentando la memoria de los vivos. Se puede sentir el olor a limón, a tajadas maduras y sofrito recién hecho. En mi cuello explotan vapores y sudores, de repente entra en mí una refrescante bocanada de aire y en medio de un suave viento vuelan los deseos de una ciudad libre de la mezquindad del hombre. Por segundos creí que sería realidad. Mi mente era un torbellino. ¡Cartagena libre de verdad! ¡Ésta es la verdadera independencia, esto si lo debemos celebrar! Cartagena de Indias, limpia, organizada, todos cumpliendo con nuestras obligaciones, no hay invasiones, no hay informalidad, todo es legal, existe respeto por las normas.... arrastré la esperanza hasta la siguiente curva del camino, pero la realidad tomó mi mano...”
En Cartagena la realidad urbana no ha sido muy diferente al del resto de las ciudades colombianas, las cuales han crecido bajo un proceso acelerado, que no les ha permitido adoptar un orden racional; uno de estos elementos es el de las constantes migraciones causadas por los diferentes actores de nuestra historia, que lo único que finalmente han logrado es convertir la pobreza y el despojo rural en pobreza y desconcierto urbano, lo cual nos da como resultado hoy, una ciudad desprovista de orden, donde nacen y cabalgan a gran velocidad, núcleos humanos espontáneos sin ningún tipo de control. Así podemos ver cómo se entremezclan de manera espontánea y desordenada asentamientos nuevos y viejos, creando grandes cinturones de miseria que miran desde sus límites la verticalidad de una ciudad que con otra cara se enfrenta al exterior, porque Cartagena recibe otro tipo de inmigración: aquella con capacidad económica para revitalizar nuestro centro histórico, reforzar el sector industrial y turístico. Esto convierte a la ciudad en un gran buffet donde el que puede acercarse a la mesa, podrá saborear suculentos platos, o simplemente recoger las migajas que caen. Es por esto que debemos entender que jamás el urbanismo podrá desligarse de la cultura, la economía, la política y la ética; son estos elementos básicos para crear una sociedad, los cuales deben ser manejados por profesionales idóneos, cargados de sabiduría, pues son ellos los únicos que finalmente serán la conciencia de las ciudades. El arquitecto está obligado a ser dueño de una visión creadora y organizadora, debe ser capaz de ver en el vacío y al mismo tiempo poder dar continuidad a una construcción que evoluciona con el paso del tiempo, sin obviar la profundidad histórica que el contexto abarca. Es el arquitecto el responsable de dibujar en la piel de la ciudad sus horas vividas, sin manchones, sin borrones, con una pulcritud autónoma, sin copias de modelos foráneos que se desmoronen con el primer soplo de desarrollo. Es por esto, que el arquitecto debe ser primero urbanista, para después poder acercarse a la creación de las formas internas de la ciudad. En arquitectura se estructuran espacios y volúmenes, en urbanismo se estructura a la sociedad, con la ocupación y usos del suelo. Ambos deben estar en completa comunión y lograr un óptimo equilibrio y armonía, pues la composición ordenada es la esencia de la vida misma y de ella se ha de partir para la creación, desarrollo y continuidad de las ciudades.

ANTES DE AYER, AYER Y HOY: No siempre todo tiempo pasado fue mejor.

La nostalgia nos hace recordar solo lo bueno, pero el presente del ser humano debe ser siempre mejor que su pasado, sino lo logra, estamos condenados a vivir un presente fotocopiado y repetitivo. La nostalgia en sí misma es hermosa, pero no debemos detenernos en ella, pues tenemos que construir la nostalgia que viviremos en el futuro, porque nosotros hacemos y somos tiempo. Hoy en día los centros históricos no son seres inertes, al contrario, son absolutamente vitales, donde se pasó de ser un receptor inmóvil de subvenciones, a ser activo económicamente, a ser un instrumento para la producción de cultura, de historia sobre la historia y para el desarrollo de la ciudad. Todas esas transformaciones son el resultado de las actividades que sus habitantes han desarrollado, pues vivimos y creamos nuestro entorno de acuerdo a lo que somos socialmente. Cuando una ciudad crece y cambia, las necesidades de la población cambian, por lo tanto su cultura y actividades económicas varían de manera tan radical, como el pasar de la huerta a la industria y de convertir espacios abandonados y destinados a su desaparición, en espacios vivos. Los centros históricos viven una gran complejidad, porque enfrentan en su interior varias fuerzas: la herencia histórica con todas sus tipologías entremezcladas a lo largo de los años, el medio ambiente natural del lugar, el pensamiento y sentir de sus habitantes, los factores económicos y los avances tecnológicos. Todo esto implica que la ciudad ha de ser flexible e ir adaptándose y actuando de acuerdo a las necesidades que cada época le impone. Es por esto, que no podemos pretender que el ayer sea adecuado para el hoy que vivimos, eso es evolución y es una función tan natural como el respirar. El centro histórico de Cartagena, no es solo un testigo mudo de su pasado arrastrando su historia, sino que está actuando aquí y ahora, renovando y transformando la ciudad, sin limitarse solo a los aspectos urbanísticos y arquitectónicos, está afectando todos los ámbitos sociales y económicos, en busca de mejorar nuestra calidad de vida.
-El presente siempre es un segundo, el segundo anterior es pasado y el siguiente es futuro-

MOMPOX TIERRA DE DIOS...

…donde se acuesta uno y amanecen dos, y si sopla el viento, amanece un ciento y si vuelve a soplar, no se pueden contar (Anónimo).

Con mi amigo el extranjero, partimos hacia Mompox, galopando entre el calor, la gente y el asombro de este hombre, que era sorprendido por nuestros paisajes y ocurrencias criollas, como aquella frase escrita en un trozo retorcido de madera que decía: ”baño, se alquila”, o la jugosa sopa de río, adobada con el zumbido de las moscas, el dulce de limón, las sombras sudorosas de los árboles, el olor a ron trasnochado del vendedor de mango, el crujir de ramas secas bajo las patas de las iguanas y la humedad del ambiente que brotaba por nuestros poros, pero solo fue cuando escuché su pregunta ingenua: “¿qué es una Totola?”, al oírnos hablar sobre: “Totó la momposina”, cuando me di cuenta que era cierto, Mompox es tierra de Dios.
Santa Cruz de Mompox, fundada en 1530, fue por mucho tiempo un importante puerto por su privilegiada ubicación dentro de la ruta comercial, en las riberas del río Magdalena, pero el tiempo en Mompox se detuvo, cuando la sedimentación cambió el cauce del río Magdalena, disminuyendo las actividades del pueblo, quedando éste como una isla solitaria y de difícil acceso, pero ha sido esto precisamente, lo que la ha convertido en un lugar lleno de encantos. Hoy es una de las más hermosas joyas arquitectónicas de la colonia, con sus calles tranquilas y apacibles, nos permite respirar un profundo color blanco mezclado con aroma a calor; al caminar parece que escalas letras y recorres páginas de libros de historia, donde nos cuentan cómo su ubicación la protegió de los ataques de piratas y corsarios, permitiéndole desarrollar una arquitectura religiosa y tradicional con un innegable estilo sevillano, contrario a lo que se vivió en Cartagena de Indias, donde las construcciones militares eran primordiales. El trazado urbano en Mompox, es eminentemente lineal, definiéndose a partir de sus tres calles principales: la calle del Río, la calle Real del Medio y la de atrás, todas paralelas al río. Su estado de conservación arquitectónica, sus tradiciones, leyendas y costumbres, le valieron el título otorgado por la UNESCO de Patrimonio Cultural de la Humanidad. Su principal celebración, es la tradicional festividad religiosa en Semana Santa, engalanada con hermosas leyendas como la de los Cristos Morenos Milagrosos. De su arquitectura religiosa, se destacan las iglesias de La Inmaculada Concepción (1541), Santo Domingo (1544), San Francisco de Asís (1580), San Agustín (1606) Santa Bárbara (1613) y San Juan de Dios (1668). El catolicismo tan profundo y único que caracteriza a Mompox, fue infundido por los españoles, y aún hoy podemos sentir la grandeza de la fe religiosa de esta hermosa villa colonial. No podemos hablar de esta ciudad sin mencionar al poeta Candelario Obeso, ese genio de la poesía moderna colombiana, de cabello ensortijado y espíritu fogoso, que con sus versos navegaba por el río Magdalena y que nos ha hecho entender que la belleza se encuentra en el mundo espiritual y sencillo de la vida popular.

LEO MATIZ(1917-1998), Un colombiano sin fronteras

Sí, traspasó las fronteras de nuestro país y las fronteras de la fotografía del siglo XX. Su trabajo fue y es, un romance efímero, pero inquebrantable con su objetivo. Un andante y aventurero, que arrastró a Colombia por los caminos que recorrió. Podemos afirmar que es la primera figura internacional de la fotografía colombiana. Nace en Aracataca, siendo inicialmente caricaturista. En 1937, el periódico El Tiempo publica los domingos sus caricaturas, y es en ese año cuando inicia el aprendizaje de la fotografía. Realizó diferentes trabajos de reportería gráfica, provocando con su estilo, un revolcón en ese género periodístico en Colombia. En 1939 realiza una gira por todo Colombia, con el fin de realizar un registro en imágenes de los diferentes tipos sociales de nuestro país. Viaja a Panamá y sobrevive haciendo caricaturas en los bares, e inicia una gira a pie por Centro América hasta llegar a México. Eso lo convierte en un reportero errante, el cual logra captar grandes acontecimientos de la historia contemporánea. Se establece en México, dedicándose únicamente a la fotografía. A través de su amistad con el poeta colombiano Porfirio Barba Jacob, obtiene empleo como editorialista en la revista “Así”. A partir de 1943, su avance como fotógrafo de revistas es frenético, sus fotografías fueron publicadas en Selecciones de Reader’s Digest, Life, Vision, Harper's Magazine. Viajó como fotógrafo observador al Medio Oriente, donde fue prisionero de los israelíes y árabes. Dentro de su archivo encontramos retratos de Frida Kahlo, Luis Buñuel, las actrices María Félix, Dolores de Río, Janice Logan, Esther Williams, el trompetista Louis Armstrong, el torero español Manolete, el poeta chileno Pablo Neruda y el pintor ruso Marc Chagall. Es muy difícil en tan corto espacio describir todas las actividades realizadas por este hombre que vivió con intensidad y sin perder el tiempo, dejándonos un invaluable aporte al desarrollo de la fotografía en el mundo, pero no encuentro mejor descripción del artista, que la que hizo su gran amigo y compañero de trabajo, el escritor y poeta colombiano Álvaro Mutis: "Desde el primer día me sorprendí ante el rigor con el cual, no solo ponía precio y condiciones a su trabajo, sino que establecía normas de respeto y conciencia profesional. Leo en esto era inflexible. En las más azarosas condiciones que nos deparó el plan de labores que nos propusimos, consistente en crear un archivo fotográfico sobre el país, jamás vi a un Leo pronunciar un “me muero de la pena” y mucho menos un “mañana”...
Es por esto, que no me sorprende leer sus anécdotas llenas de indignación ante el abuso de quien no valora y distingue el trabajo de alguien: “No imaginé que ocho años más tarde, durante mi estadía en el país azteca, yo denunciaría el plagio que Siqueiros hizo de mis fotografías para el mural Cuauhtémoc contra el mito. Por ese escándalo abandoné México y descubrí el lado oscuro y violento de uno de los hombres más influyentes en la vida cultural de ese país. Él respondió acusándome de ser un agente de la CIA, saqueando e incendiando mi estudio. La vida tiene sus paradojas, México me rendiría homenaje con una muestra retrospectiva de mi obra en el Museo Postal, justo al frente del Palacio de las Bellas Artes, en donde Siqueiros exhibió cuarenta cuadros al óleo en caballete, inspirados en las quinientas fotografías que yo le entregué para su proyecto artístico sin darme ningún crédito...”
Tal vez el viento de Aracata penetra los poros de sus hijos, marcándoles destinos extraordinarios y vidas épicas, por eso no es extraño que Matiz hubiese enfrentado violentos episodios, perdido un ojo, tenido catorce esposas y se hubiese emborrachado hasta enloquecer de amor.

LA MEMORIA DE LA CIUDAD

La existencia del hombre está ligada profundamente al desarrollo urbano de las ciudades. Las usan y transforman de acuerdo a sus deseos y necesidades. El arquitecto es el elemento que coordina y une todos los componentes involucrados. Su obligación es ver y sentir, para así poder ser el creador junto con la comunidad, de la memoria de la ciudad, por lo tanto le está totalmente prohibido sufrir amnesia.
La memoria crea identidad, pero tampoco podemos permitir que la nostalgia nos congele en el tiempo y no nos permita avanzar en la búsqueda de nuevas soluciones. La ciudad en sí, es una producción colectiva, que está conformada por el espacio, el cual a su vez se compone de barrios, calles, plazas, monumentos, etc. Todos estos elementos son creaciones físicas e históricas que arman el tejido urbano. La ciudad es un ser vivo que respira, vive y se desarrolla, es una realidad que nunca deja de crecer y de construirse. El quehacer diario del hombre, elabora lo que la memoria guarda y lo que desarrolla con los nuevos avances.
Podemos llamar ciudad a nuestro espacio y entorno, cuando ella logre cumplir de manera sistemática, una creación lógica, coherente, con un tramado histórico impecable, respetado y con una visión futura basada en un orden, donde todos los ciudadanos hayan logrado crear y desarrollar instrumentos y actitudes con vocación social y de colectividad.
Como todo ser vivo, es presa de virus y bacterias que la corroen y destruyen. A través del conocimiento de la ciudad, podemos despertar en nosotros y en todos sus pobladores, la conciencia de que ella es de todos; todos somos sus dueños, por lo tanto debemos convertirnos en vigías y planificadores de esta realidad que nos alberga. En estas imágenes podemos apreciar cómo nuestra ciudad se extiende, tal parece que camina buscando oxígeno y libertad.

NO OLVIDEMOS A JUAN ANTONIO HORRILLO, Nos ha dejado su espíritu enmarcado y colgado de un clavo en la pared

Nació en Morón de la Frontera, Sevilla, España en 1926. Se gradúa en la Escuela de Artes de Santa Isabel de Hungría, donde hace en tres años, el programa de estudios que era para cinco. En 1950, zarpa en un barco hacia Colombia. Horrillo es recibido en Cartagena por su compatriota Eladio Gil. Fue muy acogido en la ciudad y cultivó valiosas amistades como, Hernando y Eduardo Lemaitre, Teresa Román de Zurek, Yiri Pitro y Susanne, Augusto Tinoco, Miguel Sebastián Guerrero, Jaime Gómez O’Byrne, Blasco Caballero, Pierre Daguet, entre otros. En 1956, se casa por poder con Milagros, quien llega a Cartagena en 1957, iniciando así su hogar en la Cartagena de entonces. Fue cofundador del Instituto musical y de Bellas Artes de Cartagena en 1958, con Maruja de León de Luna Ospina, Adolfo Mejía y otros. Ahí trabajó como profesor de dibujo de anatomía humana, óleo, acuarela y acrílico. Horrillo es recordado por sus alumnos como un hombre generoso, un verdadero maestro sin ninguna mezquindad, pues compartía abiertamente sus conocimientos con sus discípulos, entregándose sin reservas al placer de enseñar. Fue una pieza fundamental en el desarrollo de las artes plásticas en la Cartagena del S. XX. Creó la agencia “Ya Publicidad”, donde podía desplegar su capacidad artística en el ámbito comercial.
Creador de imágenes, expresiones y significados étnicos de esa Cartagena que descubre, la que lo acoge y abriga para el desarrollo de su obra, brindándonos una hermosa armonía entre la ciudad y su gente. No podemos pues, concebir su obra, sin entender que en él vivía un profundo amor por Cartagena y su cultura. Con la fuerza de su imaginación, sus trabajos han trascendido y trascienden en el universo de una región que conserva aún sus tradiciones y costumbres, congeladas en el tiempo, ausente del diario, acelerado y atropellador desarrollo. Es sorprendente descubrir cómo a pesar del inevitable transcurrir de los años, sus cuadros siguen vigentes y vivos, tal parece que hubiesen sido concebidos y realizados hoy. Dios le dio días cortos y prematuros, pero también fue especialmente generoso con él, pues le regaló un inmenso talento, una gran sensibilidad y un infinito amor por lo que le rodeaba, dejándonos percibir la música, los sonidos, gritos o lamentos que no escuchamos, trazándolos en el lienzo a base de firmes y seguras pinceladas, esto lo podemos observar en su obra ”Represión”, la cual se encuentra hoy expuesta en el Museo del Palacio de la Inquisición.
La herencia que deja no se limita a su obra como artista plástico, se prolonga a la formidable y ejemplar familia que siembra sus raíces en estas tierras americanas. Una esposa de una fe indestructible, de gran fortaleza espiritual, la cual a pesar de los avatares de la vida, sale adelante y conserva, con un amor inquebrantable y sincero, todas las obras que el artista deja. Para ella los años no transcurren, sus recuerdos y vida con Juan son presente, tan presente, que al conversar con ella podemos sentir su presencia y su alma en cada una de sus palabras. Juan Antonio ha dejado en Cartagena, su espíritu por siempre!

LAS MUJERES EN BLANCO Y NEGRO Y EN COLOR

Si algo se puede afirmar sin temor a equivocarnos, es que la mujer es un ser inmortal, las mujeres de ayer, las de hoy y de mañana son territorios de vida, por lo tanto, somos capaces de contar la historia con la expresión de nuestro cuerpo o nuestra mirada, siempre permitiendo interpretar al observador, la realidad de cada momento.
A través de la fotografía, se puede descubrir el lenguaje tácito de la mujer y descifrar el rol que ha vivido en cada época. En el siglo XX la mujer ha sido un símbolo, es el momento en el que abandona los prejuicios, y deja atrás el corsé que comprimía su cuerpo y su mente. Dejan de ser prisioneras de la ropa y de las normas absurdas de una sociedad injusta y desigual. Ha sido un siglo de fuertes vientos femeninos.
La fotografía se convierte en una herramienta que nos permite comprender cómo a la mujer las condiciones culturales, sociales y religiosas de una época la condicionan. Podemos ver, cómo poco a poco se va liberando, avanzando por la vida, despojando su cuerpo de ataduras. Hoy apreciamos la manera natural y espontánea como se presenta la figura femenina en la fotografía.
De todas maneras no importan los tiempos ni los avances tecnológicos, las mujeres somos las mismas por dentro, somos el color del sol, la suavidad del amanecer, la fortaleza de la tierra, somos la libertad y la prisión del hombre, su locura y su cordura, su cruz y su felicidad, somos madres y amantes, ternura y pasión, desierto y mar, transparentes y turbias, somos todo, las mujeres estamos impresas en la piel del hombre, en blanco y negro y en color, somos sus madres, sus esposas, sus amigas.

Juan Pablo II: Caminante Incansable

Peregrino de la paz, estuvo presente en los caminos de Colombia en 1986 y uno de los motivos de su visita, fue el deseo de visitar Armero, nombrándolo lugar Santo, en memoria de las miles de víctimas de la tragedia. Llegó a Cartagena el 6 de julio de 1986. Con el fin de poder congregar a la inmensa multitud de diferentes puntos del país que querían acompañarlo, se construyó un templete en Chambacú, donde concurrieron las más altas personalidades del gobierno civil, eclesiástico y el pueblo en general. Fue en la explanada de Chambacú, donde coronó a la imagen de la Virgen de la Candelaria. En ese lugar, S.S. Juan Pablo II, nos dirigió las siguientes palabras: “Nos hallamos al pie del Cerro desde donde la Madre de Dios, la Virgen de la Candelaria, cuya imagen vamos a coronar solemnemente, protege desde hace más de cuatro siglos al pueblo que aquí peregrina. Los primeros misioneros llegaron a vuestras tierras impulsados por el celo ardiente de hacer que todos los pueblos conocieran y vivieran la redención, alabando a Dios por su bondad. Entre los personajes providenciales, no podemos olvidar, en esta ciudad de Cartagena, a dos sacerdotes jesuitas: Alonso de Sandoval y San Pedro Claver, que imprimieron a su labor apostólica una orientación tan nueva para su tiempo y tan atrevida ante las autoridades civiles y religiosas, que han valido a esta ciudad el título de Cuna de los Derechos Humanos. Esta ciudad de Cartagena fue testigo de la vida asombrosa de San Pedro Claver, un martirio continuado de casi cuarenta años demostrando al mundo cómo la fuerza de la fe y la gracia del sacerdocio purifican y perfeccionan la entraña de una cultura. Los defensores de los esclavos en Colombia, abrieron el camino para la evangelización en África".
Fue un ser excepcional, respetuoso, abierto y comprensivo con todo tipo de manifestaciones culturales. Hablar de él en tan corto espacio es imposible, pero sí vale la pena citar algunos de sus pensamientos sobre el arte y los artistas, con los cuales tuvo una relación muy especial. Así nos lo expresa en un pequeño fragmento en uno de los escritos de sus pensamientos hacia los artistas: "El artista vive una relación peculiar con la belleza. En un sentido muy real puede decirse que la belleza es la vocación a la que el Creador le llama con el don del talento artístico. Quien percibe en sí mismo esta especie de destello divino que es la vocación artística -de poeta, escritor, pintor, escultor, arquitecto, músico, actor, etc.- advierte al mismo tiempo la obligación de no malgastar ese talento, sino de desarrollarlo para ponerlo al servicio del prójimo y de toda la humanidad. Un artista consciente de todo ello sabe también que ha de trabajar sin dejarse llevar por la búsqueda de la gloria banal o la avidez de una fácil popularidad, y menos aún por la ambición de posibles ganancias personales".
Incursionó en la poesía con “El tríptico romano”, el cual es una especie de testamento espiritual del Pontífice. Este incluye tres composiciones, se inicia con una obra que se llama "El Torrente" y dice así: “La bahía del bosque baja / en el ritmo de los torrentes de montaña / este ritmo me revela a Ti, Verbo Eterno”, eran versos escritos en italiano. Escribió también el libro autobiográfico: “Don y Misterio”. Juan Pablo II no se ha marchado, pues dejó en nosotros sus enseñanzas sobre la verdad del amor, la paz y la esperanza de la humanidad.

El Puente Román

A principios del siglo XX, la isla de Manga inicia su trazado urbano, este hecho nace gracias a la iniciativa de Don Dionisio Jiménez, quien le encarga la responsabilidad de los planos a Don Luis Felipe Jaspe, en 1904. Terminado el trazado de la urbanización, Don Dionisio Jiménez cede al municipio dos grandes avenidas, las hoy Calle Real y Avenida Jiménez, y cuatro calles perpendiculares a éstas. El siguiente paso era unir a Manga con Getsemaní, para esto, en 1905 se solicita al concejo, un permiso para construir un puente. En 1906 se inaugura el primer Puente, construido en madera por Don Eliseo Navarro y bautizado con el nombre de “H. L. Román” por haber sido Henrique Luis Román, su promotor. Debido al incremento del flujo vehicular y al lógico progreso de la ciudad, en 1928 se le encarga al arquitecto francés Gastón Lelarge, reemplazar el puente de madera por uno en concreto reforzado, donde el arquitecto plasma un diseño romántico, con hermosas farolas ornamentales. En 1986, dentro del proyecto de saneamiento de los cuerpos de agua, la empresa EDURBE construye el actual puente, con el gálibo necesario para permitir el paso de embarcaciones.

NUESTRA HISTORIA SE MARCHÓ, DE LA MANO DE UN CAUDAL

200 años de historia corrían presurosos al sentirse arrastrados, desnudos y fríos. Las sombras de la noche se despertaron al sentir la epidermis del papel y el fuerte rugir de la madera abriéndole camino a la corriente. Dos grandes ojos negros lloraban, eran los de Anselmo, quien apretando los puños sentía cómo su alma se quebraba de impotencia. “!Lo sabía, lo sabía! El día y la noche me lo anunciaron”. Se agachó lentamente, su ropa pesaba cargada de agua, levantó la fotografía de 1865, la miró fijamente, pero ella sin permiso se esfumó. Anselmo no lo podía entender, ¿por qué la historia se esconde y huye de la mano del agua? “¡Agua, maldita, no te lleves nuestra historia! ¡No tienes derecho! ¿Cuántos años te guardé? ¿Cuántas horas te dediqué? Eres desleal, historia, me abandonas sin pudor, te marchas sin avisarme”. Historia lo mira en medio de la penumbra y le dice: “No me quiero ir, sé que me amas y sé que me necesitas, sé que tus raíces yo las guardo, pero me lleva, el agua me lleva y no puedo hacer nada, ustedes no hicieron nada!” El fin comenzó, las sombras atraparon y amarraron el espíritu de Anselmo y en complicidad con el agua, huyeron juntos, llevándose las imágenes de la historia. La conciencia de Anselmo le repetía: “Gastarás la memoria tratando de retener los recuerdos, pero ya no es posible, se fueron para no volver”. El viento de la noche trajo los gritos, lamentos y angustia popular, cuando vieron impotentes que su historia se marchó, de la mano de un caudal.
Se podía oler la angustia de Anselmo. El silencio lo despertó de sus pensamientos y escuchó su fuerte voz cuando le dijo: “Levántate y no llores, tu error ha sido grande, has hecho las cosas al revés, busca primero la conciencia en la oscuridad de los corazones de los hombres y después, podrás guardar la historia”. Anselmo temblando de frío y de dolor, quedó sentado en un charco de agua, rodeado de papel desecho, convencido ya, que no se puede buscar lo que no existe. “Nuestra historia se marchó, los poderosos no tienen conciencia, solo no puedo luchar, estoy cansado, ¡no puedo más!”. Los Dioses lo miraron con compasión y clavaron en él una daga de esperanza, ésta anidó en su garganta y apretando fuertemente el deseo, gritó:"¡La historia quiere vivir!”.

LA SOMBRA DEL TIEMPO CUBRE A LA SERREZUELA

A un costado del lugar donde estuvo ubicada la primera plaza de toros de Cartagena, la cual fue desmontada después de un receso debido a la guerra de los mil días, se iniciaron los trabajos para construir lo que se llamó “Circo de Variedades”, pues se presentaban diversos espectáculos además de toros. Los hermanos Fernando y Carlos Vélez Daníes, reconstruyen la plaza y ordenan hacerla totalmente en madera, con hermosos arcos mudéjar y con una capacidad para 4.000 espectadores. La obra fue dirigida por Don Manuel Martelo y su constructor fue el señor Marcial Calvo, a quien previamente enviaron a Venezuela para que se inspirara en las plazas de toros del vecino país. La Plaza de “La Serrezuela” fue inaugurada el día 17 de mayo de 1930 por el torero malagueño Bernardo Muñoz “Carnicerito” y por el mexicano José Ramírez “Gaonita”, quienes lidiaron un toro de pura casta española de Sotomayor llamado Indiano, y tres toros criollos de Fernando Vélez Daníes. En 1933, para celebrar el cuarto centenario de Cartagena, se lidió una corrida de toros de media casta en la que actuaron los diestros Antonio García “Maravilla” y Pepe Amorós. Fueron muchos los toreros de gran señorío que pasaron por el ruedo de La Serrezuela, como José Roger “Valencia II”, Cayetano Ordóñez “Niño de la Palma”, Domingo Ortega, quien fue corneado en una de las mejores faenas realizadas en ella. Además de corridas de toros, hubo cine (Festival internacional de cine de Cartagena), boxeo y festivales musicales, como el siempre recordado y también perdido, Festival de música del Caribe. Al construirse en Cartagena la gran plaza Monumental Cartagena de Indias, La Serrezuela pierde su protagonismo y su participación en las grandes corridas y espectáculos masivos, para ser recluida en el olvido, sin recordar todo lo que ella representó y que aún representa para nuestra ciudad. Al pasar a su lado se puede escuchar el crujir de la madera, son sus lamentos y el eco de las emociones de sus espectadores que aún deambulan en el ruedo. Vida y muerte unidas en estos restos de madera que hoy contemplamos. La sombra del tiempo cubre a La Serrezuela...

LA MATUNA

El casco antiguo debía liberarse y descongestionarse, es por ello que algunas actividades que en él se desarrollaban se expanden y despliegan sobre uno de los terrenos donde fue cortada la muralla, esto dio origen a lo que hoy conocemos como el sector de La Matuna. Nace en la década de 1950, buscando nuevos espacios para el desarrollo comercial y empresarial de la ciudad. Fue concebida como un centro financiero y comercial, necesario en ese momento, para el desarrollo de Cartagena. Fue una excelente idea construir un sector en inmediaciones del centro histórico, donde se podían realizar todas las actividades inherentes a una ciudad en pleno desarrollo. Pero precisamente ese hecho que fue su fortaleza inicial, la convirtió también en un gran problema, pues se planificó y concibió como un proyecto que cohabitara de manera armónica con su histórico y añejo vecino, más esto solo quedó plasmado en los deseos iniciales, pues como bien podemos observar hoy, las alturas que se han permitido, causan un corte caótico al perfil urbano afectando directamente a todo el sector histórico. Sin embargo, casi podemos decir, que ese es en cierta forma el menor de todos los problemas, pues ya Cartagena se acomodó y acostumbró a ese trozo de ciudad que de una u otra forma, hoy es parte de nuestra historia, pero lo que si es una vergüenza es el uso absurdo que se le da a todos los espacios libres, pues no existe rincón, plaza o acera que no esté plagado de parapetos, ventorrillos, hacinamiento, basuras o residuos malolientes, todo esto sazonado con olores a manteca rancia e imágenes de descalabros humanos. El tejido urbano de este sector, ha sido cambiado totalmente y no precisamente por su concepción original o sus grandes edificios, sino por las invasiones del espacio público, consecuencia de la avidez de poder. Este sector es un excelente termómetro de la ceguera voluntaria de un pueblo.

EL HOSPITAL DE BOCAGRANDE, Tómese 500 Mg. de historia

La evolución del conocimiento científico, tecnológico y médico, es el que mayores logros le ha proporcionado a la humanidad. Las conquistas obtenidas en el campo de la medicina, nos permiten entender que a lo largo de la existencia racional del ser humano, todos esos avances y frutos se basaban en el deseo y empeño por contribuir en el bienestar de la sociedad. De acuerdo a los datos históricos existentes, muy probablemente el primer hospital como tal, fue de carácter benéfico. En la alta Edad Media, cumplía una función social, la cual consistía en darle una respuesta a las dolencias de los más pobres. La iglesia fue tal vez la que tuvo mayor protagonismo en los orígenes de los centros hospitalarios, pues fue ella la que asumió estos menesteres. De hecho, en cada construcción hospitalaria, la Capilla ocupaba un lugar preferencial. La función del cuidado de los enfermos se fundamentaba en el tema espiritual, eran los religiosos quienes asumían de manera altruista las labores médicas y de sanación corporal, la cual era unida a la salvación espiritual. Cartagena no fue ajena a esta costumbre, y a partir de principios del siglo XX es cuando se crean los hospitales modernos en la ciudad. Hacia 1925, la compañía Andian Corporation, construye un hospital privado, para uso de sus empleados en la zona de Mamonal. Era una edificación de dos pisos con capacidad para 100 camas; éste existió hasta la década de los 50. En el año de 1952, el Dr. Hernando Espinosa, junto con otros médicos y la Andian, gestan la idea de construir un hospital privado dentro de la ciudad para prestar sus servicios a los empleados de la compañía y a la ciudadanía en general. Lo ubicaron en el barrio de Bocagrande, donde aún hoy continúa prestando sus servicios. Las obras se inician en 1954 y en febrero de 1956 se inaugura. Se diseñó y construyó pensando en brindar las más innovadoras instalaciones del momento. Éste entra a la trama urbana de la ciudad, con un diseño moderno de tres pisos y una capacidad inicial de 70 camas. El hospital de Bocagrande hoy es un hito que alberga miles de historias, es el lugar donde el enfrentamiento entre la vida y la muerte es permanente, donde diariamente la alegría y la tristeza se cuentan sus historias y donde la esperanza se pasea libremente por sus pasillos.

¡¡¡COLOMBIA HOT, HOT, HOT!!!!

Caribe, palabra que nos expresa calor, pasión, alegría, mezcla de razas, música, fiesta y ante todo vida! El Festival de Música del Caribe sirvió de plataforma y escenario para que los ritmos caribeños, pertenecientes hasta entonces a un grupo humano marginado y el cual era identificado con violencia, drogas y desprestigio, iniciaran un proceso de expansión, incorporando a todas las clases sociales estas melodías y estilos, permitiendo el goce masificado del ritmo del caribe. Fue tanta la acogida y aceptación, que la palabra “champeta” fue reemplazada por “terapia”, tal vez esto nos indica que esta expresión, la cual era utilizada de manera despectiva refiriéndose a ciertos comportamientos típicos de algunos sectores deprimidos, que ahogaban sus desvelos, miserias y escasez en música con fuertes acordes africanos, logra dar un gran salto y evolucionar a un término que nos significa placer, sentirnos bien: “terapia”.
Este evento alcanzó un objetivo muy importante y que ha logrado mantenerse a lo largo de los años, a pesar de su desaparición, consiguió por primera vez, unir fronteras sociales a través de la música de ascendencia afro caribe.
Queremos compartir con ustedes este trozo de nuestra historia:

-NUESTRO INOLVIDABLE FESTIVAL DE MÚSICA DEL CARIBE-
“La inmensa amalgama de razas, credos, cultura y música fundida en el Caribe se trasladó a Cartagena por el FESTIVAL INTERNACIONAL DE MUSICA DEL CARIBE que se celebró durante 10 años seguidos a partir de 1982. La identificación de nuestro pueblo con las delegaciones que visitaron la ciudad y el disfrutar de ritmos afro-antillanos hicieron estrechar los lazos de amistad debilitados en el tiempo. Amplios sectores populares encontraron sus verdaderas raíces y exploraron nuevos sonidos que desembocaron en lo que conocemos como Champeta o Terapia. Los primeros festivales tuvieron como escenario el Circo-Teatro de La Serrezuela y los siguientes la recientemente inaugurada Plaza de toros. Durante 4 días la ciudad respiraba música y todo giraba alrededor del festival.”

CARTAGENA DE INDIAS: Una ciudad que nació para ser actriz

Toda actividad que se desarrolle en una ciudad, es solo la consecuencia de un formidable diálogo entre ella y los hechos que acontecen en su cuerpo a través de los años. Cartagena es una ciudad que retiene y guarda su pasado, esto le permite prestar sus recuerdos y su forma, al desarrollo de actividades como el cine. Su belleza, incomprensiblemente atrapada entre sus arrugas y cicatrices, la hacen ideal como escenario de películas. Producciones como “La Quemada”, en 1969 dirigida por Gillo Pontecorvo, con la actuación del conflictivo actor Marlon Brando y el palenquero Evaristo Márquez, fue la que lanzó a Cartagena como ciudad de película. A partir de ese momento, se inició un gran desfile de maravillosas filmaciones muy recordadas como: “Los Aventureros” en 1970 con Candice Bergen y Charles Aznavour, “El Corsario Negro” 1971, “Estofado a la Caribe”, “Solitario”, “La Misión”, la cual fue filmada ya en 1985, con un elenco de lujo: Robert De Niro, Robert Bolt, Stuart Graig y Roland Joffe. “Crónica de una Muerte Anunciada” en1987, dirigida por Francesco Rosi y protagonizada por Rupert Everett, Anthony Delon, Ornella Muti y Lucía Bosé. Las más recientes producciones han sido: en 2006, “El amor en los tiempos del cólera” dirigida por Mike Newell y protagonizada por Javier Bardem y Giovanna Mezzogiorno, basada en la obra de Gabriel García Márquez; en 2008 se filma “Del amor y otros demonios”, también obra de Gabriel García Márquez, dirigida por Hilda Hidalgo, protagonizada por Pablo Delkide y Elisa Triana.
Todas estas producciones integran a la población, tanto en actividades de actuación como en cualquier trabajo que ella genere. La ciudad abre sus puertas y generosamente brinda sus plazas, playas, calles, fachadas, iglesias, paisajes, etc. Es absolutamente fantástico, poder observar todos esos lugares que nos resultan cotidianos y descubrir los increíbles cambios a los que son sometidos; eso nos explica cuán versátil y noble es Cartagena, se disfraza como cualquier mortal, realiza su trabajo y posteriormente sin mayores alardes regresa a su realidad.

CHAMBACÚ: REALIDADES, SUEÑOS Y PESADILLAS

“La niña Etelmina Caraballo, no escuchaba las sombras que la seguían, eran ellas las que tal vez no le dejarían hacer lo que llevaba grabado en su pensamiento: quería libertad a costa de lo que fuera! Solo sentía el rechinar de la cascarilla de arroz y la humedad del lodo que penetraba las grietas de sus acorazados pies. Se acabó la miseria, se acabaron las vergüenzas y humillaciones, el sufrimiento y el dolor. La muerte en su silencio eterno le brinda la solución. La tierra se llenará de ella, pero sus siete hijos, uno de cada padre, buscarán unos brazos cómplices que los acunen hasta el momento en el que descubran que la vida se debe enfrentar a puños y golpes. Conocerán el sabor del barro, de la sal, del sudor, del olvido y de la eterna espera de un futuro mejor, para finalmente escuchar el crujir de sus huesos y el llamado de la tierra. La niña Etelmina les dejó un destino, el mismo que ella recibió de sus padres...”

En los primeros años del siglo pasado, surgen diferentes barrios extramuros constituidos por familias de escasos recursos, uno de ellos, es el sector de la antes conocida Isla de Elba, terrenos cenagosos que limitaban con la Laguna del Cabrero y la de Chambacú. El sector fue rellenado con cascarilla de arroz, basuras y toda clase de desechos sólidos. Lentamente sembraron muros, techos y vidas, convirtiéndose en una de las zonas más grandes de invasión y miseria. Ese era Chambacú, sus habitantes eran gente sumida en la pobreza, los cuales lograban sobrevivir con trabajos de servidumbre para las familias acomodadas de la ciudad o como obreros de la construcción. Hacia la primera mitad del siglo XX, su población aumentó de manera considerable, al sumársele los habitantes desalojados de los barrios Pekín, Pueblo Nuevo y El Boquetillo, sectores aledaños a las murallas. Debido al crecimiento del turismo en la ciudad, y su proximidad al centro amurallado, este sector se convirtió en un gran obstáculo por la imagen de miseria y descontrol social que presentaba, es por esto, que a finales de los años 60, el sector de Chambacú e inclusive el barrio El Papayal, hacen parte del proyecto de erradicación de tugurios y renovación urbana de la Zona Norte. Se inicia de esta manera, el desalojo y reubicación de sus habitantes hacia 1970, realizado por el Instituto de Crédito Territorial (I.C.T), entidad que en ese momento manejaba la política de vivienda social. Chambacú no solo representa para Cartagena un sector, en su tierra están escritas muchas historias, y no solo de color negro, hay historias blancas y de colores. Todas estas historias las podemos ir a ver, escuchar y vivir en los barrios de El Pozón, Paraguay, Tesca, Ceballos, Arrozbarato, etc.

jueves, 24 de junio de 2010

CALLECITAS DE CARTAGENA, Historias pa’la terraza, en noches de luna llena

Cartagena se destaca por su rico patrimonio inmaterial en tradiciones orales, donde fácilmente se unen la fantasía con las creencias populares, donde un hecho, un personaje histórico o una persona común y corriente, se convierte en protagonista de una acción imaginaria y fantástica, adornada con sucesos sobrenaturales que nos transportan a un mundo irreal. Ciudad llena de magia, así son sus calles y así son sus nombres. Durante la colonia, las calles llevaban nombres de santos y vírgenes, pero el sabor popular se encargó de “rebautizarlas”, bajo nombres que fueron tomando forma gracias al imaginario colectivo. Son nuestras calles, albergues de presencias pasadas o imaginadas.

CALLE DE LA SIERPE
Cuenta la historia popular, que en las horas de la noche, los habitantes de esta calle escuchaban un ruido de algo muy grande que se arrastraba sobre el pavimento, acompañado de sonidos de cascabeles de serpiente. Nadie tenía el valor de asomarse, pero en 1608, el alcalde de la ciudad Don Antonio de Viloria, decidió patrullar en persona la calle y una noche por fin se pudo develar el misterio: de la nada salió una enorme serpiente, amenazante, con ojos fosforescentes, retorciéndose y agitando ruidosamente los grandes cascabeles que llevaba en el rabo. El alcalde, que se había vuelto experto en pasos mágicos aprendidos en la isla de Santo Domingo, la enfrentó con un conjuro y ante los atónitos ojos de los espectadores, la gran serpiente se convirtió en una mujer, ¡era una bruja! Cuando ésta se vio perdida, le pidió perdón al alcalde, pero esto no le valió de nada, pues fue encarcelada sin piedad. Estuvo presa hasta 1614, cuando la Inquisición la condenó a doscientos azotes y al destierro definitivo.

CALLE DE QUERO(En la colonia, Calle de Nstra Sra de Valencia)En una casa de esta calle, vivió Miguel Cuero, un tipo muy avaro y rico que heredó su fortuna de unos parientes. Este personaje resolvió un día cambiarse el apellido a Quero, puesto que a su madre antes la llamaban "Cuero de gato curtido", y esto le causaba vergüenza. Dedicado a cuidar su preciado tesoro, una noche escuchó ruidos en su casa y acudió a ver qué pasaba. Llegó hasta el baúl donde guardaba sus haberes y comenzó a contar todas las piezas, una por una. En esto estaba, cuando la pesada tapa del baúl le cayó encima de la cabeza y así terminó sus días el avaro de Miguel Quero. Al cabo de un tiempo el olor del cadáver alarmó a los vecinos que avisaron a las autoridades, quienes entraron a la fuerza en la casa hallando el cuerpo inerte hinchado de gusanos. Pronto surgieron leyendas alrededor de la casa. Tarde de noche no había quien osara pasar frente a la casona. En cierta ocasión, un valiente que se fumaba un cigarro frente a la casa para calmar el susto, vio cómo alguien le pedía candela desde el balcón y privado quedó al ver una mano larga y huesuda que le arrebataba de la propia boca el cigarrillo. Una vez llegó un antioqueño con el propósito de erradicar de una vez por todas a los fantasmas y pidiendo permiso se alojó en la mansión. Esa misma noche, después de acostarse, el paisa escucha unos ruidos y acude armado de revólver a ver qué pasaba. Pasó una sombra delante suyo y el hombre descargó seis tiros de una vez, pero estupefacto vio cómo le devolvieron las seis balas mientras una fantasmal voz decía: "¡A mi no me hacen daño tus balas; ahí te las devuelvo!".

CASTILLO SAN FELIPE DE BARAJAS, “EL CABALLERO DE PIEDRA”

Limitarnos a contar la historia del Castillo de San Felipe de Barajas, sería limitar nuestra imaginación y no permitirnos trascender y penetrar en las entrañas mismas de esta realidad eterna. Si, “El Caballero de piedra” es una realidad eterna, una obra perpetua que no descansa, que no sucumbe ante el tiempo, es ese que en su momento doblegó y sometió la fuerza del enemigo, es ese mismo que aún hoy se yergue con hidalguía, vigilando nuestro presente y advirtiéndonos sobre el futuro. Está vivo y al recorrerlo, podemos dialogar con él y escuchar cómo con susurros nos cuenta sus fantásticas historias, permitiéndonos vivir el pasado en el presente.
Esta formidable obra muestra la grandeza de la ingeniería militar española. Fue construida sobre el cerro de San Lázaro, el cual dominaba a la ciudad, y por lo tanto se convertía en un gran peligro si era tomado por el enemigo. Se aprueba su construcción en 1647, aunque la obra se inicia en 1657. Fueron muchos los ingenieros y gobernantes que participaron en ella a lo largo de más de un siglo; es necesario destacar al Ingeniero militar Don Antonio de Arévalo, quien a mediados del S XVIII, lo convirtió en una de las más importantes e ingeniosas obras que realizó España en América. Pero si fue valeroso ante el enemigo, el abandono al que fue sometido a finales del S. XIX, lo disminuyeron de tal manera que casi pierde la batalla ante la acción depredadora del hombre, que como parásito silencioso, lo fue carcomiendo sin clemencia, pero para fortuna de la ciudad y de la humanidad, en 1928 la Sociedad de Mejoras Públicas de Cartagena, inicia su recuperación y restauración. Cabe destacar la importante labor realizada por Don Carlos Crismatt Esquivia, quien trabajó durante años en él, devolviéndole su esplendor.
Los 85 años de recuperación, vigilancia, cuidado y mantenimiento permanente que ejerce la Sociedad de Mejoras Públicas, no han sido en vano, gracias a ese esfuerzo, hoy podemos sentir el aliento del pasado y disfrutar de este paraíso histórico.
Les doy una recomendación: cuando llueva, acérquense al Castillo de San Felipe de Barajas, el color de su piel de piedra se torna más bronceada y su alfombra verde brilla de felicidad.

BASEBALL , “El Rey de los deportes”- GRAN AFICIÓN CARTAGENERA

Dentro de las huellas que marcan la historia de Cartagena, están los orígenes del béisbol en Colombia. Este deporte en sus inicios es simplemente tomado como un pasatiempo, pues no eran conocidos ni la técnica ni las reglas del juego. El béisbol es el deporte que mas identifica a los cartageneros. Desde inicios del siglo XX se practicó en las plazas del Centro Histórico, después en La Matuna, luego en La Cabaña (Manga). En 1905, los hermanos Ibrahím y Gonzalo Zúñiga Ángel, oriundos de la zona chocoana colombiana y quienes habían estudiado en los Estados Unidos, llegaron a la tradicional Plaza de Santo Domingo, con bates, bolas y manillas, para practicar este novedoso deporte con Guillermo De La Espriella, quien había vivido en Panamá, donde había jugado dicho deporte. Al pasar los años, Colombia se convierte en una potencia del béisbol aficionado en la región, ganando eventos internacionales en justas celebradas con los demás países aledaños. El estadio Once de Noviembre, fue inaugurado en 1947, con la IX Serie Mundial que ganó Colombia. El año siguiente se inauguró el profesionalismo. Hasta la fecha, Colombia ha tenido ocho jugadores en las Grandes Ligas, comenzando con Luis Castro, el primer latino en la gran carpa, luego siguen Ñato Ramírez, Jackie Gutiérrez, Edgar Rentería, Orlando Cabrera, Jolbert Cabrera, Yamid Haad y Emiliano Fruto.
Nuestra ciudad ha sido al mismo tiempo, testigo y protagonista de grandes eventos, como los XX juegos Centroamericanos y del Caribe, en el 2006, los cuales fueron considerados por el presidente de la ODECABE (organización deportiva Centroamericana y del Caribe), como los mejores juegos de la historia, de tal manera que podemos asegurar que el patrimonio de Cartagena va más allá de sus murallas y monumentos, el deporte y sus representantes también lo son.

AMELIA EARHART (1.897-1.937), Una Mujer con alas en el corazón

No se puede decir que fue una mujer fuera de época, pues el valor, el coraje y la decisión no tienen épocas ni momentos. Ella fue un ser extraordinario que logró abrir caminos en el aire, con las alas que su espíritu cargaba. Cursó estudios superiores en la Universidad de Columbia, Nueva York. Durante la Primera Guerra Mundial sirvió como enfermera en un hospital de campaña canadiense. En 1928, se convirtió en la primera mujer en realizar como pasajera la travesía del Atlántico, en un avión comandado por los pilotos Stultz y Gordon. Ese mismo año realizó varios vuelos en solitario a través de Estados Unidos. Se hizo célebre por ser la primera mujer en efectuar un vuelo sin escalas y en solitario, a través del Atlántico, proeza que no se realizaba desde que Charles A. Lindbergh lo logró en 1927. Cartagena tuvo el privilegio de tenerla en su territorio, pues esta maravillosa mujer-piloto norteamericana, aterrizó en terrenos de Bocagrande, en el año de 1930. En enero de 1935 llevó a cabo en solitario la travesía entre Honolulú y Oakland, recorriendo una distancia superior a la existente entre Estados Unidos y Europa. Convirtiéndose así, en la primera piloto en completar con éxito este peligroso viaje sobre aguas del Pacífico. A finales de ese mismo año estableció un nuevo récord de velocidad, volando sin escalas entre Ciudad de México y Nueva York en algo más de catorce horas.
En 1937 emprendió un viaje alrededor del mundo, que sería el último, pues su avión desapareció del radar cuando volaba sobre el Océano Pacífico, a unas cien millas de las Islas Howland, cerca de Honolulu. Nunca fueron hallados sus restos, los de su acompañante Fred Noonan, ni los de su avión. Amelia le escribía cartas a su esposo George Palmer Putman, éstas fueron publicadas en el libro “Last Flight” (El último vuelo). Esta es una de las últimas que le escribió, cumpliendo su última travesía:"Creo que tan sólo queda un vuelo exitoso más en mí, y espero que éste viaje sea eso. De cualquier manera, cuando termine este trabajo, pienso retirarme de esta clase de vuelos de "malabarismo de larga distancia". "Quiero que sepas que soy muy consciente de los riesgos... Lo hago porque lo quiero hacer. Las mujeres deben tratar de hacer las cosas tal como los hombres lo han hecho. Y cuando fallen, su fracaso no debe ser sino un reto para otras."

DEL OTRO LADO DE LA OBRA: “Alfredo Guerrero y Cecilia Delgado, un Patrimonio nuestro”

Cartagena, durante la segunda mitad del siglo XX, logra abrirse nuevos caminos en el campo artístico, sacudiéndose y levantándose de la modorra que la mantuvo dormida y aferrada a la añoranza de glorias pasadas. Es en este período cuando aparecen nombres de grandes artistas que labran y forjan historia, mostrándonos nuevas visiones de la estética. Fueron muchos los artistas de esta generación que arremetieron con fuerza, en la búsqueda de su propio estilo, pero en esta ocasión me referiré a dos grandes figuras destacadas, que por fortuna los tenemos en Cartagena, y que además no tienen la dificultad del artista no entendido por su pareja, son ellos, Alfredo Guerrero y Cecilia Delgado. No los veo solo como artistas, los veo como mis amigos artistas, por lo tanto mi percepción es literalmente “personal e intransferible”; son seres humanos llenos de profundos sentimientos y una alegría permanente por la vida. Cecilia lo dice todo, no calla, es energía y vitalidad pura, Alfredo es pausado, ecuánime, prudente, sus obras nos hablan de un hombre profundo y espiritual. La obra de Alfredo vive con él, con su espacio y su modelo, encerrado en su mundo, en su deseo insaciable y casi obsesivo por la perfección. Así como cada pincelada forma parte del cuadro, así él forma parte de ese resultado, pues él es, en si mismo, forma, tiempo y espacio de la obra. Su aliento se mantiene latente en cada trazo, y así no solo nos regala el color y la forma, sino su alma. Cuando apreciamos un cuadro de Alfredo, asombra su precisión y pulcritud, así es su estudio y su paleta. Jamás había tenido la fortuna de conocer un sinónimo vivo y humano de limpieza, cuidado y pulcritud, ese sinónimo es Alfredo Guerrero.
La obra de Cecilia nos hace escuchar el silencio de los espacios de casas llenas de recuerdos, casi podemos percibir el olor a humedad y polvo, su obra nos mira de frente y nos invita a entrar a espacios llenos de luz; es sorprendente cómo podemos percibir detrás de los muros que ella pinta, movimientos, voces e historias cotidianas. Si, dentro de esos espacios siempre pasa algo, y no es otra cosa que el espíritu vivo que Cecilia deja dentro de cada cuadro. Estos dos artistas tal vez no lo saben, pero estoy convencida, que están cumpliendo con un deber divino y que por diferentes senderos, llegarán al camino de la inmortalidad, y eso solo se cumple cuando se logra transmitir en algo tangible y concreto, lo más sublime de la existencia humana: el alma.

CARTAGENA TUVO TREN

En noviembre de 1889, entre la Gobernación de Bolívar y el ingeniero norteamericano Samuel McConnico, se firmó un contrato para la construcción de un ferrocarril que comunicaría a Cartagena con Calamar, sobre el río Magdalena.
McConnico se compromete entonces, a financiar la construcción. El 10 de mayo de 1891 se iniciaron los trabajos del ferrocarril, y en junio de 1893 se inauguró el muelle de la Machina, frente al Fuerte del Pastelillo, en el lado de Bocagrande.
En julio de 1894 toda la obra estuvo lista. La línea tenía 108.5 kilómetros, conformado por 4 locomotoras y 85 vagones, contaba con 11 estaciones intermedias: Cartagena, Turbaco, Arjona, Las Piedras, Arenal, Soplaviento, Higueretal, Hatoviejo, San Cristóbal, Arroyo Hondo, Sato y Calamar.

El poeta José Asunción Silva, en una carta que escribe a su madre y a su hermana les relata lo siguiente: "Es una impresión curiosísima la que produce la vía férrea con sus rieles rígidos, sus carros de viajeros mucho más elegantes que los de la Sabana, sus empleados americanos, en fin, todo un tren de ferrocarril yankee cruzando por entre un paisaje virgen de altísimas yerbas, de bosques llenos de árboles, seculares, donde enormes enredaderas dejan colgar sus festones, donde las palmas de coco se doblegan bajo el peso de la fruta. El ferrocarril, con sus locomotoras, sus carros y sus empleados, parece hecho en otra parte, traído y colocado en este lugar como por encanto. A pesar de todo eso, el viaje resulta fatigante y monótono, es un mismo paisaje ante los ojos durante horas y horas, siete horas de incesante movimiento que cansan como un día de mula..."
El 4 de agosto de 1930 un incendio destruyó La Machina, y una década después, la nación asumió la administración del Ferrocarril a través del Consejo Administrativo de los Ferrocarriles Nacionales. En 1951 se suspendió su servicio, pues se hacía poco útil a medida que se regularizaba la navegación por el Canal del Dique y a través de Bocas de Ceniza.

EL AUTOMÓVIL: “UNA ANTIGÜEDAD MODERNA”

El hombre desde los inicios de su existencia, ha desarrollado gran diversidad de inventos, pero si tenemos que pensar en uno que revolucionó y que continúa revolucionando, tenemos que hablar del automóvil.
Se considera como primer prototipo de auto, el vehículo diseñado y construido por el ingeniero militar Nicolás Joseph Gusnot, en 1770; era un triciclo con una rueda delantera motriz y directriz a la vez, solo para uso militar. Posteriormente aparecen hacia 1831, los motores a vapor, los cuales se desarrollan en EEUU y Europa entre los años 1789 y 1830. A partir de 1860 aproximadamente, se sientan las bases para el desarrollo del motor de combustión interna.
Hacia1890, los comentarios de la gente no eran favorables para el automóvil, se consideraban elementos caros, solo para privilegiados y gente adinerada, además se creían peligrosos, tanto que a principios del S. XX, le llamaban “la máquina del terror”, que atropellaba niños y desbocaba caballos. Hacia 1908, Henry Ford lanza su primer auto, el Ford T, iniciándose con esa compañía, la producción en serie, lo cual populariza significativamente los automóviles, pues los costos de producción se reducen de manera considerable. Los cartageneros no nos podíamos quedar atrás en este tema, nuestra ciudad siempre ha reinado como pionera, debido indudablemente, a su estratégica ubicación geográfica y a su categoría como puerto de gran importancia. Es tal vez por este motivo, por el que en nuestros archivos reposan una buena cantidad de fotos de automóviles Ford, sobre los años veinte.
El poder disfrutar de fotografías de autos antiguos, nos permite remontarnos a esos momentos en los cuales se descubrían esos maravillosos artilugios que se movían solos, sin la ayuda de la tracción animal, es constatar que el hombre es un ser grandioso, que mueve todas las herramientas que se le presentan, como un titiritero mueve los hilos de sus muñecos para dar el espectáculo. Con estas imágenes, podemos recordar esos maravillosos espectáculos creados por el hombre, quien se mantiene en una búsqueda permanente de avances y del deseo constante de alcanzar la perfección.

¡¡¡NO NOS CAMBIEN POR DOS DE 20!!!

A los 40, los 50 o más, no eres una anciana, no estás en el declive de la vida, empiezas a disfrutarla desde otra perspectiva. Es cuando tu seguridad y la aceptación de ti misma llegó a su plenitud, te conoces perfectamente, estás consciente de tus virtudes y defectos, pero sobre todo tienes la experiencia suficiente para vivir con ellos. Sabes hacerte valer y sabes darte tu lugar y ganarte el respeto de todos. Decides si esto o aquello te hace feliz, y si no, simplemente pasas a otra cosa. Tienes a tu disposición mil y un avances tecnológicos y científicos para hacer tu vida más cómoda y sin complicaciones; te dedicas tiempo a ti misma, te consientes y te mimas.
En este período han pasado las privaciones, sacrificios (no preocupaciones) de la maternidad, ahora podemos vivir plenamente con nuestra mente y nuestro cuerpo. Buscar nuevos horizontes, ya con la experiencia del camino recorrido, pisando fuerte, firme y con gran seguridad. Hoy las mujeres de mas de 4, 5, 6... décadas, estamos llenas de ímpetu, pasión, valor, ganas de hacer cosas, cargadas de una vital actitud. Somos médicos, cajeras, obreras, arquitectas, científicas, empresarias, intelectuales, amas de casa .... casadas, separadas, solteras, madres , hijas, hermanas, nietas, abuelas, esposas, amigas, amantes... Somos mujeres apetecidas, marcadas con las huellas que nos deja la experiencia, pero en perfecto estado de revista, somos lindas!. Cada estría, cada arruga, tiene un profundo valor, son las marcas del amor, de la entrega absoluta a otro ser. Son la muestra indiscutible de la preferencia de Dios por nosotras mujeres, nos regaló el privilegio que el hombre jamás podrá tener: sentir mariposas en tu vientre, sentir la creación de la vida en tus entrañas, tener por siempre un hilo invisible atado a la vida, porque ese cordón umbilical que te cortan en la sala de partos jamás se corta, los hombres no lo saben, pero esa cicatriz llamada ombligo, es la huella que Dios deja para no permitirnos olvidar la magia de la existencia.
Tal vez hoy necesitamos lentes para leer, pero no para vivir, pues la visión de nuestra mente esta más clara que nunca, porque nos vemos como somos realmente. Pues bien, aquí estamos, con el físico y el espíritu que nos merecemos y que nos hemos labrado. Estamos presentes, más presentes que nunca, porque nos amamos, amamos y deseamos que nos amen. ¡No nos jubilen, por favor!

SANT PERE CLAVER, ESCLAU DELS NEGRES ESCLAUS, PER SEMPRE

Un corazón limpio y libre, sin fronteras, sin clases, sin color, ese era el motor que Pedro Claver tenía dentro de si. Enfrentó al mundo sin violencia, ganando batallas con amor, el arma mas fuerte y poderosa que pueda existir en el universo. Un hombre silencioso, que con su forma de actuar le gritaba al mundo que todos los seres humanos somos la imagen de Dios, y por tanto, nadie tiene derecho de mancillar o humillar a nadie. Gran defensor de los derechos humanos, San Pedro Claver ha traspasado el tiempo y el espacio terrenal y si hoy estuviera vivo, estoy segura de que en cualquier lugar del mundo o de la Colombia de hoy, tendría que estar realizando esas mismas labores que realizó en el siglo XVII. Nació en Verdú, Cataluña, España, el 26 de Junio de 1580, fue hijo de labradores económicamente solventes. Se gradúa en la Universidad de Barcelona e ingresa a la comunidad Jesuita en Tarragona. En 1610, se embarca hacia la Nueva Granada, donde estudia teología en Santa Fe de Bogotá y en Tunja; posteriormente es enviado a Cartagena y es ordenado sacerdote en 1616. Aquí conoce al gran misionero, el padre Alonso Sandoval, quien cuidaba y protegía a los esclavos. Viendo esto, Pedro tuvo clara su misión, y se auto-proclamó:”Pedro Claver, esclavo de los negros esclavos para siempre". Gracias a estos dos grandes apóstoles, Cartagena de Indias fue declarada “Cuna de los Derechos Humanos”.
Nuestra ciudad era un lugar estratégico para las rutas marítimas, por lo tanto, se convirtió en el principal centro del comercio de esclavos en el Nuevo Mundo. Mil esclavos desembarcaban cada mes, los cuales provenían en su mayoría de Guinea, del Congo y de Angola, donde los jefes de algunas tribus de esas tierras vendían sus prisioneros y súbditos, a los traficantes europeos, es así como posteriormente eran embarcados y traídos a América. El negocio dejaba grandes ganancias y él no podía cambiar las reglas del hombre, de tal manera que se dedicó a trabajar en nombre de Dios. Realizó una grandiosa labor misionera con los esclavos, los curaba, les daba de comer, los enseñaba, los atendía y protegía del opresor. Visitaba casi a diario las barracas en el puerto, donde atendía a numerosos enfermos y moribundos, llevándoles medicinas y alimentos. Llegó a catequizar y bautizar a mas de 300,000 negros. Esto le proporcionó grandes enemigos, pero él sobrepasaba todas las humillaciones a las que fue sometido sin desfallecer, y aunque no contaba con la colaboración del hombre, tenía el apoyo más importante y real: su profunda fe. En 1650 se declara una peste, Pedro atiende a los enfermos, hasta que finalmente su cuerpo no resiste, quedando inmóvil en el lecho. La historia nos cuenta que durante cuatro años pasó los días en soledad, atendido solamente por el esclavo Manuel, quien le servía muy mal, inclusive lo dejaba todo un día sin alimento. Lo trataba con dureza al vestirlo o arreglarle el lecho. Paradójicamente, el hombre a quien podríamos considerar pionero en la defensa de los derechos humanos, no fue atendido como él hizo con sus semejantes. Falleció alcanzando la inmortalidad, el 9 de septiembre de 1654, día de la Natividad de Nuestra Señora, fecha en la que los catalanes honran a la Mare de Deu de Montserrat.

LA FLOTILLA DE SUPERFICIE, EL PLACER DEL HONOR

En enero de 1988 se creó la Flotilla de Superficie de la Fuerza Naval del Caribe, agrupando las unidades de la antigua Escuadra de Mar. Hoy en día está compuesta por cuatro fragatas ligeras: A.R.C. “Caldas”, A.R.C. “Almirante Padilla”, A.R.C “Independiente” y A.R.C “Antioquia”; un buque multipropósito, el A.R.C “Cartagena de Indias” adquirido durante 1998; las unidades de desembarco y transporte A.R.C. “Morrosquillo”, A.R.C. “Bahía Honda” y ARC Bahía Portete”, las cuales cumplen misiones de control del orden público en toda la jurisdicción marítima y fluvial colombiana. Permanentemente custodian nuestros mares y ríos, brindándonos la seguridad que nuestra Nación necesita y merece. Su compromiso es total, luchan por brindarnos la paz, porque la lucha es vida. La defensa de la soberanía nacional y la acción del poder marítimo colombiano reposa sobre las unidades de superficie. Es de gran importancia destacar la labor que cumplen estos hombres en bien del pueblo colombiano, quienes son permanentes vigías que contrarrestan a los violentos.
Para entender su vocación, debemos remontarnos en el tiempo, hasta los preludios de la independencia, cuando el Almirante José Prudencio Padilla al mando de una escuadra Naval Patriota derrota a las Fuerzas Marítimas españolas en el Lago Maracaibo, sellando así cualquier posibilidad de reconquista territorial. Sin embargo, es imposible relatar en este breve espacio, la grandísima historia marinera de nuestro país, por tanto nos acercamos al recientemente pasado siglo XX, cuando el presidente de la República, el Dr. Alfonso López Pumarejo, firmó un decreto en 1934, donde se le brindaba becas a jóvenes colombianos para ingresar a la Escuela Naval. El 3 de julio de 1935, llegó a la estación del ferrocarril Calamar-Cartagena, (la Matuna hoy), el grupo de futuros cadetes seleccionados de diferentes regiones del país, y fueron trasladados en lancha desde el Muelle de la Bodeguita hasta el buque escuela MC Cúcuta, fondeado en la bahía. Desde entonces, para nuestra ciudad es un honor albergar a grandes hombres que siendo muy jóvenes, despliegan esa vocación noble que acompaña a todo marino.
En estas breves letras de nuestro inolvidable Eduardo Lemaitre Román, queda resumido el sentir verdadero de nuestros hombres marineros:
“Todo esto, lo ha hecho una institución compuesta de hombres, que como humanos al fin, son imperfectos; pero hombres con vocación de servicio, que al momento de definir su porvenir, y en medio de una sociedad materialista y metalizada, no vacilaron en escoger, a sabiendas, una carrera sembrada de dificultades y estrecheces, cuyo único fin es servir a la Patria. De entonces para acá, qué grande y qué honrosa ha sido la misión cumplida por los hombres que componen nuestra marina nacional! Que no ha sido solamente aquella que le es básicamente propia, o sea la de vigilar y defender, como lo han hecho...”

UNA HISTORIA PARA ASUMIR: LA DISCAPACIDAD

La discapacidad es inherente al hombre y tan antigua como el origen mismo de la vida. Este tema ha sido abordado de diferentes maneras, dependiendo de la época, civilización, cultura o creencias de cada grupo social. La discapacidad tiene muchas caras: el abandono, la vergüenza, la muerte, la explotación, el lucro y la rehabilitación. Uno de los primeros signos de aceptación de esta condición, es la creación de elementos de ayuda. Según cuenta la historia, la primera silla de ruedas de la cual tenemos noticia, es una ilustrada en un vaso griego. Si avanzamos un poco mas, encontramos que la primera silla de ruedas conocida como tal, fue la del Rey Felipe II de España (1570 aprox.) Fueron los europeos, hacia 1590, los primeros en asumir la discapacidad como tema de estudio. La primera patente de una silla de ruedas aparece referenciada en 1869.

El pintor español Francisco de Goya, realizó en 1812, un dibujo que nos expresa el lenguaje de las manos, tal vez creado por su propia angustia al enfrentar la sordera. Todos han sido elementos desarrollados ante la búsqueda de soluciones, pues el hombre es un solo ser que está dividido en partes que se mueven de manera coordinada, pero cuando algo falla en esa cadena, y se pierde ese ritmo, las demás piezas necesitan ayuda para continuar trabajando, y poder llenar el vacío. Pensar en la discapacidad duele, nos atemoriza, y nos reta a enfrentarnos a nuestra realidad y a la fragilidad de la vida misma.

La discapacidad nos permite alcanzar la comprensión de lo inexplicable, a través de ella, podemos encontrar las respuestas a nuestras dudas ante la vida. Debemos entender que es una de las tantas formas como logramos comunicación con la verdadera realidad interna del ser humano, es ese hilo trenzado y grueso que nos ata al escenario vivo de nuestra existencia.

LA SOLEDAD ACOMPAÑA AL CEMENTERIO DE MANGA

“Aquí los poderes, el orgullo y los engaños, yacen sostenidos y juzgados por la mano invisible de la justicia. Templo de memorias y tiempos eternos, donde el mármol tiembla al escuchar el eco vivo de las voces dormidas”.

Vida y muerte eternamente unidas. ¿Interrogantes? ¡todas! ¿morimos realmente o pasamos a vivir eternamente? El caso es que cuando nuestro espíritu se libera de la materia, ésta necesita una morada.
La mayoría de los cementerios se iniciaron con gran esplendor y llegaron a nuestros días como importantes monumentos dedicados al recuerdo de los antepasados, pero en algunas ciudades como Cartagena, el cementerio de Manga, declarado Bien de Interés Cultural Nacional, fue envuelto y absorbido en la telaraña de la trama urbana, convirtiéndolo en un lugar ruinoso y abandonado, víctima del abandono, la profanación y el saqueo. A partir del siglo XVIII, se prohíbe enterrar en las iglesias y templos, para evitar la propagación de enfermedades y la contaminación. Se cree que el cementerio fue construido a finales del S. XVIII, pues existe la teoría de que ahí fueron enterrados en fosa común, los mártires de la Independencia en 1816. Nace en ese momento un territorio lleno de sepulcros monumentales, donde hoy encontramos el esplendor de una época que le rendía culto a la muerte, la cual nos dejó en herencia una excelente colección de esculturas, donde se guarda aún en contra de la indiferencia colectiva, un gran patrimonio material e inmaterial. Aquí están sembradas las raíces de nuestros antepasados, aquí la poesía canta los recuerdos de nuestros difuntos, aquí la memoria del pueblo cartagenero se clava para siempre en los rayos de luz, venciendo la oscuridad de lo desconocido, aquí la lluvia cae y borra las lágrimas de los vivos. Nuestro viejo cementerio de Manga debe renacer, pues él guarda la muerte y la vida de nuestro patrimonio y nuestra memoria.
Hoy en día, en muchas ciudades del mundo, los cementerios se convirtieron en verdaderas joyas arquitectónicas, en museos al aire libre, los cuales hacen parte de la ruta turística, han abierto sus puertas para permitir el disfrute de grandes espacios verdes y apacibles, donde guardan con celo su preciado arte funerario, pero en Cartagena, ciudad turística y Patrimonio Cultural de la Humanidad, con gran indiferencia se permiten abandonar a su suerte este archivo que custodia y representa nuestras costumbres, símbolos y ritos en torno a la muerte, él es testimonio de esa riqueza espiritual y cultural de nuestro pueblo, el que nos permitirá saber qué fuimos y qué seremos. Hoy, al pisar su suelo, se puede sentir el olvido, el abandono y la indiferencia hacia nuestros antepasados, podemos percibir que es tanto el poder de la muerte, que el Cementerio de Manga está muriendo, a pesar de su afán de perdurar en nuestra memoria ausente. La muerte, el clímax de la vida, vive aquí eternamente.

URBANISMO, ARQUITECTURA Y HOMBRE: ¿Evolución o involución de Cartagena?

En Cartagena el modelo de desarrollo urbano no ha sido muy diferente al del resto de las ciudades colombianas, las cuales han crecido bajo un proceso acelerado, que no les ha permitido adoptar un orden racional; uno de estos elementos es el de las constantes migraciones causadas por los diferentes actores de nuestra historia, que lo único que finalmente han logrado es convertir la pobreza y el despojo rural en pobreza y desconcierto urbano, lo cual nos da como resultado hoy, una ciudad desprovista de orden, donde nacen y cabalgan a gran velocidad, núcleos humanos espontáneos sin ningún tipo de control. Cartagena ha vivido, dentro de ese proceso de desarrollo urbano, cinco tipos de ciudad: la ciudad de origen o colonial, la republicana de expansión, la suburbana norteamericana, la espontánea de invasión que va paralela con la ciudad moderna y finalmente la de hoy SXXI, que no sé cómo llamarla, ¿ciudad libre? ¿ciudad sin ley? ¿ciudad anárquica?...”. La primera expresión de crecimiento urbano de Cartagena, la vemos a finales del S.XIX, cuando la ciudad siente que se ahoga dentro de su corralito, y se inicia un proyecto de ciudad sana, el cual consistía en “romper” el cordón de murallas y expandirse hacia terrenos cercanos como El Cabrero, Manga y Pie de la Popa. Para este crecimiento fueron determinantes las características geográficas del territorio, donde podemos ver que la ruta que toma la mancha urbana en Cartagena, es hacia tierra firme, con un trazado lineal, que sigue las vías antes marcadas por puentes que cosían los diferentes trozos de terreno.
La cultura, la economía, la política y la ética son los elementos básicos para crear una sociedad, estos elementos deben ser manejados por profesionales idóneos, cargados de sabiduría, pues son ellos los únicos que finalmente serán la conciencia de las ciudades. En este trabajo no puede intervenir libremente el ser humano, es esa espontaneidad la que ha creado el caos, donde la ley se acomoda para beneficios particulares, donde predomina el yo y no el nosotros, donde por defender mis supuestos derechos, puedo avasallar los derechos de los demás. Eso nos explica claramente por qué nuestra ciudad tiene un comportamiento urbano descontrolado, por lo tanto la pregunta es: ¿Quién ha de ser el autor de esta obra llamada ciudad?. La sociedad en conjunto por supuesto, acompañada de profesionales preparados para esta misión, pero estoy absolutamente convencida de que esta responsabilidad recae totalmente en el arquitecto, quien está obligado a ser dueño de una visión creadora y organizadora, debe ser capaz de ver en el vacío y al mismo tiempo poder dar continuidad a una construcción que evoluciona con el paso del tiempo, sin obviar la profundidad histórica que el contexto abarca. El arquitecto debe ser primero urbanista, para después poder acercarse a la creación de las formas internas de la ciudad. En arquitectura se estructuran espacios y volúmenes, en urbanismo se estructura a la sociedad, con la ocupación y usos del suelo. Ambos deben estar en completa comunión y lograr un óptimo equilibrio y armonía, pues la composición ordenada es la esencia de la vida misma y de ella se ha de partir para la creación, desarrollo y continuidad de las ciudades.

Cartagena ayer y hoy...Y siempre

“Un paseo por el tiempo”, por sus calles, monumentos y por toda la nostalgia, y esperanza que ella nos infunde.
Es esta hermosa ciudad la protagonista de esta muestra, donde podemos apreciar claramente las transformaciones, tanto urbanísticas como arquitectónicas que ha tenido desde finales del siglo XIX, hasta el año 2007.
Es la fotografía, la herramienta fundamental para evidenciar todos los cambios y transformaciones que el tiempo, el hombre y su quehacer en el escenario de una ciudad, pueden desarrollar a través del tiempo, deteniendo los instantes, la vida y la historia.

Esta modesta muestra, nos permite saborear, bajo una nueva óptica, la Cartagena que hoy vivimos, y poder experimentar con una dulce nostalgia ese pasado que a todos nos arranca un comentario, ya sea de recuerdo, o de descubrimiento.

miércoles, 23 de junio de 2010

Cartagena De Indias, 11 del 11 del 11

Fundada en 1533 por el madrileño Don Pedro de Heredia y fortificada durante los siglos XVII y XVIII con inmortal arquitectura militar, construida por nuestros antepasados, españoles tenaces y valientes que defendían a Cartagena de piratas y corsarios, lanza el 11 del 11, del 11, su grito de independencia. Diez años perduró el proceso de emancipación de la corona española, desde su proclamación. Este hecho fue declarado fiesta patria y hace parte de las estrofas del himno nacional de Colombia, escrito por Rafael Núñez. Las celebraciones realizadas durante el siglo XIX, tenían un objetivo patrio y pedagógico, era recordar días gloriosos de nuestra historia. La fiesta se iniciaba con un desfile y discursos donde se realzaba el valor de los héroes. En 1933 fue creado el Concurso Nacional de Belleza y las celebraciones con respecto a los hechos históricos perdieron importancia, pasando a convertirse en un evento social de ámbito nacional, tanto, que en mi niñez para mi no era coherente escuchar sobre unas reinas de belleza, con un ejercicio de batallas e historia patria que tenía que contar en el colegio. Eran dos cosas totalmente opuestas, por un lado guerra, hombres rudos y sudorosos, con rostros marcados por las luchas, con ideales que trascenderían en el tiempo y en lo colectivo de la humanidad y por otro lado, hermosas y finas mujeres que desfilaban y transmitían mensajes de perfección física y compostura, era algo así como el recreo de nuestra historia. Afortunadamente los pueblos logran su punto de madurez y hoy en día se ha logrado entrelazar de manera acertada ambos hechos. Debemos tener algo claro, cada actividad o suceso que ocurra, hace historia y forma ciudades, pueblos y creencias que nos reafirman nuestra identidad, permitiéndonos disfrutar de manera armoniosa todas las actividades generadas a partir de una historia común.