jueves, 24 de junio de 2010

SANT PERE CLAVER, ESCLAU DELS NEGRES ESCLAUS, PER SEMPRE

Un corazón limpio y libre, sin fronteras, sin clases, sin color, ese era el motor que Pedro Claver tenía dentro de si. Enfrentó al mundo sin violencia, ganando batallas con amor, el arma mas fuerte y poderosa que pueda existir en el universo. Un hombre silencioso, que con su forma de actuar le gritaba al mundo que todos los seres humanos somos la imagen de Dios, y por tanto, nadie tiene derecho de mancillar o humillar a nadie. Gran defensor de los derechos humanos, San Pedro Claver ha traspasado el tiempo y el espacio terrenal y si hoy estuviera vivo, estoy segura de que en cualquier lugar del mundo o de la Colombia de hoy, tendría que estar realizando esas mismas labores que realizó en el siglo XVII. Nació en Verdú, Cataluña, España, el 26 de Junio de 1580, fue hijo de labradores económicamente solventes. Se gradúa en la Universidad de Barcelona e ingresa a la comunidad Jesuita en Tarragona. En 1610, se embarca hacia la Nueva Granada, donde estudia teología en Santa Fe de Bogotá y en Tunja; posteriormente es enviado a Cartagena y es ordenado sacerdote en 1616. Aquí conoce al gran misionero, el padre Alonso Sandoval, quien cuidaba y protegía a los esclavos. Viendo esto, Pedro tuvo clara su misión, y se auto-proclamó:”Pedro Claver, esclavo de los negros esclavos para siempre". Gracias a estos dos grandes apóstoles, Cartagena de Indias fue declarada “Cuna de los Derechos Humanos”.
Nuestra ciudad era un lugar estratégico para las rutas marítimas, por lo tanto, se convirtió en el principal centro del comercio de esclavos en el Nuevo Mundo. Mil esclavos desembarcaban cada mes, los cuales provenían en su mayoría de Guinea, del Congo y de Angola, donde los jefes de algunas tribus de esas tierras vendían sus prisioneros y súbditos, a los traficantes europeos, es así como posteriormente eran embarcados y traídos a América. El negocio dejaba grandes ganancias y él no podía cambiar las reglas del hombre, de tal manera que se dedicó a trabajar en nombre de Dios. Realizó una grandiosa labor misionera con los esclavos, los curaba, les daba de comer, los enseñaba, los atendía y protegía del opresor. Visitaba casi a diario las barracas en el puerto, donde atendía a numerosos enfermos y moribundos, llevándoles medicinas y alimentos. Llegó a catequizar y bautizar a mas de 300,000 negros. Esto le proporcionó grandes enemigos, pero él sobrepasaba todas las humillaciones a las que fue sometido sin desfallecer, y aunque no contaba con la colaboración del hombre, tenía el apoyo más importante y real: su profunda fe. En 1650 se declara una peste, Pedro atiende a los enfermos, hasta que finalmente su cuerpo no resiste, quedando inmóvil en el lecho. La historia nos cuenta que durante cuatro años pasó los días en soledad, atendido solamente por el esclavo Manuel, quien le servía muy mal, inclusive lo dejaba todo un día sin alimento. Lo trataba con dureza al vestirlo o arreglarle el lecho. Paradójicamente, el hombre a quien podríamos considerar pionero en la defensa de los derechos humanos, no fue atendido como él hizo con sus semejantes. Falleció alcanzando la inmortalidad, el 9 de septiembre de 1654, día de la Natividad de Nuestra Señora, fecha en la que los catalanes honran a la Mare de Deu de Montserrat.

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