viernes, 25 de junio de 2010

LA SOMBRA DEL TIEMPO CUBRE A LA SERREZUELA

A un costado del lugar donde estuvo ubicada la primera plaza de toros de Cartagena, la cual fue desmontada después de un receso debido a la guerra de los mil días, se iniciaron los trabajos para construir lo que se llamó “Circo de Variedades”, pues se presentaban diversos espectáculos además de toros. Los hermanos Fernando y Carlos Vélez Daníes, reconstruyen la plaza y ordenan hacerla totalmente en madera, con hermosos arcos mudéjar y con una capacidad para 4.000 espectadores. La obra fue dirigida por Don Manuel Martelo y su constructor fue el señor Marcial Calvo, a quien previamente enviaron a Venezuela para que se inspirara en las plazas de toros del vecino país. La Plaza de “La Serrezuela” fue inaugurada el día 17 de mayo de 1930 por el torero malagueño Bernardo Muñoz “Carnicerito” y por el mexicano José Ramírez “Gaonita”, quienes lidiaron un toro de pura casta española de Sotomayor llamado Indiano, y tres toros criollos de Fernando Vélez Daníes. En 1933, para celebrar el cuarto centenario de Cartagena, se lidió una corrida de toros de media casta en la que actuaron los diestros Antonio García “Maravilla” y Pepe Amorós. Fueron muchos los toreros de gran señorío que pasaron por el ruedo de La Serrezuela, como José Roger “Valencia II”, Cayetano Ordóñez “Niño de la Palma”, Domingo Ortega, quien fue corneado en una de las mejores faenas realizadas en ella. Además de corridas de toros, hubo cine (Festival internacional de cine de Cartagena), boxeo y festivales musicales, como el siempre recordado y también perdido, Festival de música del Caribe. Al construirse en Cartagena la gran plaza Monumental Cartagena de Indias, La Serrezuela pierde su protagonismo y su participación en las grandes corridas y espectáculos masivos, para ser recluida en el olvido, sin recordar todo lo que ella representó y que aún representa para nuestra ciudad. Al pasar a su lado se puede escuchar el crujir de la madera, son sus lamentos y el eco de las emociones de sus espectadores que aún deambulan en el ruedo. Vida y muerte unidas en estos restos de madera que hoy contemplamos. La sombra del tiempo cubre a La Serrezuela...

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