…donde se acuesta uno y amanecen dos, y si sopla el viento, amanece un ciento y si vuelve a soplar, no se pueden contar (Anónimo).
Con mi amigo el extranjero, partimos hacia Mompox, galopando entre el calor, la gente y el asombro de este hombre, que era sorprendido por nuestros paisajes y ocurrencias criollas, como aquella frase escrita en un trozo retorcido de madera que decía: ”baño, se alquila”, o la jugosa sopa de río, adobada con el zumbido de las moscas, el dulce de limón, las sombras sudorosas de los árboles, el olor a ron trasnochado del vendedor de mango, el crujir de ramas secas bajo las patas de las iguanas y la humedad del ambiente que brotaba por nuestros poros, pero solo fue cuando escuché su pregunta ingenua: “¿qué es una Totola?”, al oírnos hablar sobre: “Totó la momposina”, cuando me di cuenta que era cierto, Mompox es tierra de Dios.
Santa Cruz de Mompox, fundada en 1530, fue por mucho tiempo un importante puerto por su privilegiada ubicación dentro de la ruta comercial, en las riberas del río Magdalena, pero el tiempo en Mompox se detuvo, cuando la sedimentación cambió el cauce del río Magdalena, disminuyendo las actividades del pueblo, quedando éste como una isla solitaria y de difícil acceso, pero ha sido esto precisamente, lo que la ha convertido en un lugar lleno de encantos. Hoy es una de las más hermosas joyas arquitectónicas de la colonia, con sus calles tranquilas y apacibles, nos permite respirar un profundo color blanco mezclado con aroma a calor; al caminar parece que escalas letras y recorres páginas de libros de historia, donde nos cuentan cómo su ubicación la protegió de los ataques de piratas y corsarios, permitiéndole desarrollar una arquitectura religiosa y tradicional con un innegable estilo sevillano, contrario a lo que se vivió en Cartagena de Indias, donde las construcciones militares eran primordiales. El trazado urbano en Mompox, es eminentemente lineal, definiéndose a partir de sus tres calles principales: la calle del Río, la calle Real del Medio y la de atrás, todas paralelas al río. Su estado de conservación arquitectónica, sus tradiciones, leyendas y costumbres, le valieron el título otorgado por la UNESCO de Patrimonio Cultural de la Humanidad. Su principal celebración, es la tradicional festividad religiosa en Semana Santa, engalanada con hermosas leyendas como la de los Cristos Morenos Milagrosos. De su arquitectura religiosa, se destacan las iglesias de La Inmaculada Concepción (1541), Santo Domingo (1544), San Francisco de Asís (1580), San Agustín (1606) Santa Bárbara (1613) y San Juan de Dios (1668). El catolicismo tan profundo y único que caracteriza a Mompox, fue infundido por los españoles, y aún hoy podemos sentir la grandeza de la fe religiosa de esta hermosa villa colonial. No podemos hablar de esta ciudad sin mencionar al poeta Candelario Obeso, ese genio de la poesía moderna colombiana, de cabello ensortijado y espíritu fogoso, que con sus versos navegaba por el río Magdalena y que nos ha hecho entender que la belleza se encuentra en el mundo espiritual y sencillo de la vida popular.
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