viernes, 25 de junio de 2010

SINTIENDO LA PIEL DE COLOMBIA

La seguridad es un componente imprescindible para el desarrollo económico y social de una nación. Las Fuerzas Armadas juegan un rol fundamental; son ellas en esencia, una reserva, una bodega de responsabilidad, cumplimiento, respeto y honor.
Hoy en día las Fuerzas Armadas están concebidas como una entidad que fortalece a la sociedad civil, creándose una fuerte alianza que captura el sentir de una nación. Ellas no sólo defienden la libertad y la paz de nuestro territorio, defienden también nuestra historia y nuestras tradiciones. Son esos ojos que vigilan nuestro presente y futuro, es esa piel que nos protege y cubre.

Si nos remontamos a nuestra historia, podemos comprender el por qué hoy nuestro país es poseedor de tan insigne institución: “Los Buques de Guerra colombianos que conforman la Fuerza de Superficie, surcan las aguas nacionales desde los albores mismos de la independencia, donde se impulsó la creación de la primera Armada de carácter nacional. Sus hombres fueron en su mayoría improvisados marinos patriotas. El 24 de Julio de 1.823, en el lago de Maracaibo, a pesar de la superioridad de fuerzas marítimas enemigas, la Fuerza de Superficie colombiana, bajo el mando del Almirante José Prudencio Padilla, con 22 buques de 65 cañones, derrota en forma definitiva la escuadra española, que al mando del Almirante Laborde, contaba con 32 buques de 67 cañones. Padilla causa así una pérdida irreparable al poderío naval español, expulsando definitivamente los buques de la Madre Patria del teatro de Operaciones en el cual se gestó la libertad de la Gran Colombia.”
Como constancia de esta historia, hoy podemos saborear las imágenes de esos buques que siendo jóvenes y briosos, guiados por marineros aguerridos y valientes, que en el pasado defendieron nuestras aguas y nuestro territorio, de esa misma forma, hoy contamos con una fuerza enriquecida de tecnología, pero con la misma hidalguía y valor humano.
Este año, la Flotilla de Superficie de la Fuerza Naval del Caribe, conmemora 20 años, veinte años de doblegar la fuerza del mar, del viento y la naturaleza, amando el sabor salado que la mar deja en los labios, labrando la firmeza del agua, unidos hombre, buque y mar.
Colombia está anclada entre dos Océanos, tiene la fortuna de estar cercada por ese límite cálido, suave y susurrante, el cual nos convierte en territorio fuerte, pero a la vez vulnerable, es por esto, que la permanente labor de nuestros marinos protectores, no puede tener descanso.

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