viernes, 25 de junio de 2010

LAS MUJERES EN BLANCO Y NEGRO Y EN COLOR

Si algo se puede afirmar sin temor a equivocarnos, es que la mujer es un ser inmortal, las mujeres de ayer, las de hoy y de mañana son territorios de vida, por lo tanto, somos capaces de contar la historia con la expresión de nuestro cuerpo o nuestra mirada, siempre permitiendo interpretar al observador, la realidad de cada momento.
A través de la fotografía, se puede descubrir el lenguaje tácito de la mujer y descifrar el rol que ha vivido en cada época. En el siglo XX la mujer ha sido un símbolo, es el momento en el que abandona los prejuicios, y deja atrás el corsé que comprimía su cuerpo y su mente. Dejan de ser prisioneras de la ropa y de las normas absurdas de una sociedad injusta y desigual. Ha sido un siglo de fuertes vientos femeninos.
La fotografía se convierte en una herramienta que nos permite comprender cómo a la mujer las condiciones culturales, sociales y religiosas de una época la condicionan. Podemos ver, cómo poco a poco se va liberando, avanzando por la vida, despojando su cuerpo de ataduras. Hoy apreciamos la manera natural y espontánea como se presenta la figura femenina en la fotografía.
De todas maneras no importan los tiempos ni los avances tecnológicos, las mujeres somos las mismas por dentro, somos el color del sol, la suavidad del amanecer, la fortaleza de la tierra, somos la libertad y la prisión del hombre, su locura y su cordura, su cruz y su felicidad, somos madres y amantes, ternura y pasión, desierto y mar, transparentes y turbias, somos todo, las mujeres estamos impresas en la piel del hombre, en blanco y negro y en color, somos sus madres, sus esposas, sus amigas.

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