martes, 22 de junio de 2010

Todos alguna vez, hemos sido buenos

Una verdad innegable: la niñez. Todos, absolutamente todos, hemos pasado por esta etapa. Hoy podemos recordarla y con algo de nostalgia, sentimos esa dulce sensación de tenerla aún dentro de nosotros, a pesar de empeñarnos, desde siempre, en huir de ella. ¡Cuánto la echamos de menos! No es posible creer hoy, que en algún momento nos estorbó, que no hubiésemos querido caminar con ella, viviendo siempre con ese deseo permanente de dejarla atrás y cruzar veloces los caminos que imaginábamos, estaban llenos de gloria e independencia, esos que tanto disfrutaban nuestros mayores. Nadie nos iba a mandar a hacer las tareas, a bañarnos, a estudiar, a ir a misa o a ver si ya la puerca parió.

Hoy nos encontramos persiguiendo en las sombras de nuestra memoria, esos recuerdos gratos de juegos callejeros: “que pase el rey, el vasito de agua, el belillo, el escondío.” Y qué decir de las navidades, cuando al Niño Dios se le olvidaba traernos algo que le habíamos pedido, pues en nuestra mente, Él lo podía todo, a pesar de su tamaño. El poder tocar objetos que habían sido tocados por ese ser maravilloso, era mágico y sublime, nuestras manitas se llenaban con ese bálsamo de lo divino.

Miremos en los ojitos de estos niños, observen su mirada limpia y sana, son niños de ayer, pero son iguales a los de hoy. Esa mirada permanece en los niños, somos nosotros los que nos vamos de ella, la abandonamos, y ella se sigue plasmando en los ojos de todos los niños, los de ayer, de hoy y de siempre. Nos debe quedar un consuelo y es algo indiscutible: todos hemos sido niños, todos, alguna vez, hemos tenido esa mirada, todos “alguna vez, hemos sido buenos”. Ahora, vayan a sus viejos álbumes busquen sus fotos, recuerden, disfruten y rescaten esas miradas.

1 comentario:

  1. Muy bueno Ade, me has llevado a los rinconcitos de mi memoria, me has trasladado a ese mundo tan bello de suenos, cuando nos sentiamos completamente protegidos y amados por nuestros padres.
    Yo pienso que siempre debemos mantener viva esa parte de nosotros, nos ayuda a poder manifestar lo que deseamos. Los ninos por lo general pueden mantenerse en la vibracion positiva y por eso sus vidas son magicas. Cuando crecemos perdemos esa coneccion con lo Divino y es entonces que nos desalineamos, nos salimos de la vibracion que nos mantiene en contacto con Dios/Universo.
    Me encanta ver como escribes, tienes cosas parecidas a papi, pero tambien tienes tu porpio estilo.
    Tona

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